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 Tres Breves Comentarios sobre un Siglo de Lucha Comunista en México

John Womack, Jr.

 

Estimados camaradas del Partido Comunista de México,

Favor de recibir mis saludos solidarios y estos pocos párrafos de comentario, que espero les sean útiles.

Primero, les felicito la celebración que ustedes dignamente ponen para honrar el centenario del Partido Comunista en México, nacido en noviembre de 1919 y dos años después, ya el Partido Comunista Mexicano, debidamente reconocido como la Sección Mexicana de la Internacional Comunista.

Segundo, les felicito la “Tesis del Comité Central del PCM,” del 7 de noviembre. Como historiador que soy de la historia moderna de México, especialmente de las luchas del pueblo mexicano trabajador contra las tremendas injusticias que sufría y sufre, quiero hacer constar que ese documento, la “Tesis”, es el mejor resumen, el más honesto y verídico, que yo haya leído sobre los primeros años tan difíciles del partido, sus relaciones internacionales por medio de la Comintern, sus luchas valientes por el proletariado mexicano, industrial y del campo, sus aciertos y sus errores, hasta sus fallos durante los años setenta y el error peor, la liquidación del partido en 1981. Como historiador, les debo decir que en unos puntos de historia discrepo de su tesis, Pero son puntos muy pocos y menores, de detalle. Con las líneas importantes del análisis, que me parece muy agudo y muy interesante, además muy a propósito para marcar el centenario, estoy bien de acuerdo.

 

Tercero, más largo, comentario dividido para claridad, entiendo que actualmente se disputa en México la historia del PCM, o sea cómo celebrar el centenario. Según las noticias que tengo, la diferencia sale más clara entre los que quieren memorializar la historia y los que quieren estudiarla para utilizarla, actualizarla, hacerla efectiva en las luchas por poder en México. Esta cuestión puede expresarse en la diferencia entre dos propósitos.

El propósito de memorializar la historia, sólo conmemorar el partido, es en efecto el propósito de darle por fin un entierro decente y respetuoso, hacerle los ritos funerarios debidos, luego volver nostálgicamente a la vida cotidiana subordinada al dominio perpetúo del imperialismo. Por respeto sincero a la memoria del pobre partido liquidado, el doliente puede de vez en cuando participar en movimientos para limitar las explotaciones y las opresiones que el imperialismo impone, en México y en otros países. Estos movimientos pueden dedicarse a suavizar el imperialismo, hacerlo menos penoso y pesado, insistir que deje de hacer lo que sistémicamente existe para hacer. Pero ya que el doliente ha enterrado el partido, ya que ha celebrado su historia para cerrarla, ya no suena en poner fin al capitalismo. Tampoco piensa en un partido para oponer el imperialismo en sus bases, mucho menos en derrocarlo, por lo menos hacer partido capaz, cuando el imperialismo mismo se destruye, en México y alrededor del globo, de luchar por un orden público nuevo, mexicano e internacional, de justicia trabajadora.

Este propósito triste y resignado me parece el de aquellos que proponen que todo lo bueno conmemorable y rescatable del pobre partido liquidado en 1981 ya ha sido subsumido en Morena y el AMLOismo--que todo lo bueno de aquel partido se va a cumplir en la llamada Cuarta Transformación, y ya, baraja nueva, pero el mismo juego. O sea, que una transformación que no toca tres pilares fuertes del imperialismo en México, los grandes bancos extranjeros, los monopolios y los impuestos que los capitalistas extranjeros y mexicanos en México (no) pagan, otra transformación burguesa, es el logro más alto que los trabajadores mexicanos puedan esperar, Si este es el fruto de la liquidación de 1981, si el conmemorarlo ahora es consignarlo al pasado y pretender que su destino termine en esta cambia formas del capitalismo en México, esta nueva evasión del problema fundamental de México trabajador, me parece que inconscientemente o deliberadamente es la deshonra de la historia del partido. Personalmente no cuestiono a los que de buena fe saben y confiesan que están haciendo solamente lo mejor que puedan imaginarse dentro de los límites del imperialismo en México. Yo rechazo los límites del capitalismo, y deseo que los de buena fe fueran comunistas, pero no cuestiono sus motivos en los límites que aceptan. Son honestos y no piensan que se haga otra cosa, en el mejor de los casos, que cambiar la forma de la explotación capitalista, tal vez, si el sueño se realice, hacer otra transformación más del capitalismo en México que sea por lo menos brevemente un poco menos injusto. Pero los que proponen que en este cambio de forma del capitalismo, en esta rendición al capitalismo, el partido liquidado ha llegado a su destino, ellos o bien saben mejor y mienten (nada nuevo en la política) o bien sufren aquella triste, dulce locura en donde las ilusiones son reales. En las historias futuras los mentirosos saldrán desgraciados; los ilusos, lastimosos.

El otro propósito, el que leo en la “Tesis” del CC del PCM, de estudiar la historia del PCM para entender sus aciertos y sus errores, para aprender las mejores lecciones para actualizar esta historia, quiero decir, hacer luchas efectivas por el socialismo en México, este propósito me parece el que sí honra la historia del partido. Significa lo que yo también creo, que ni el capitalismo ni su expresión internacional en el imperialismo es la suerte humana, tan perpétuo e inevitable como el sol o la luna. Significa el reconocimiento que el capitalismo, sistema internacional en el imperialismo, no va a desparecer por sí mismo, tampoco va a aceptar nuevas reglas que los limite por mucho tiempo, que va a movilizar toda su fuerza e inteligencia para defender su orden. Actualizar la historia del PCM es reconocer que sin lucha consciente y perseverante de las clases trabajadoras, no es posible terminar este mundo cochino de explotación, luego hacer un nuevo orden de justicia trabajadora. Además, es reconocer que no será posible asegurar este nuevo orden sin el mando trabajador, dedicado con toda consciencia y pleno compromiso a la formación del socialismo, en el largo camino de luchas al comunismo. Y sólo un partido resuelto contra el capitalismo y su sistema internacional, un partido que no se limita a reformar un enemigo incorregible, sino derrotarlo para hacer mundo justo, puede merecer este mandato.

Por eso me gustó mucho y muy especialmente su referencia al Partido Comunista como el Estado Mayor de la clase obrera.

20 de noviembre de 2019