Comunicado del III Pleno del Comité Central del Partido Comunista de México

En la segunda semana de Diciembre se reunió el III Pleno del Comité Central del Partido Comunista de México para valorar los acontecimientos que en el país se han desatado como consecuencia del genocidio en Iguala contra los estudiantes de Ayotzinapa, donde aún se encuentran desaparecidos 42 compañeros. Integrado con el quorum correspondiente el Pleno tuvo un carácter ampliado, pues además participó el Consejo Central de la Federación de Jóvenes Comunistas, y los comités Regionales del PCM en el Valle de México, Morelos, Veracruz, Puebla y Tlaxcala.

 

En el contexto de la crisis de sobreproducción y sobreacumulación del capitalismo se desvaloriza el trabajo y se pauperiza masivamente a la clase obrera, acentuando la explotación y la maximización de la extracción de la plusvalía, acrecentándose las superganancias de los monopolios.

Tales políticas del capital solo podían aplicarse con la unidad plena de la clase dominante, a pesar de algunas disputas intermonopolistas en materia de telecomunicaciones, y ello dio origen al Pacto por México. En tiempo record Peña Nieto y el Pacto por México aprobaron medidas antiobreras y antipopulares, que no habían logrado Zedillo, Fox y Calderón en 18 años: la reforma laboral, educativa, fiscal y energética. Pero erró el capital en pensar que la ausencia de respuestas iniciales impediría choques sociales y la intensificación del conflicto de clase, conforme los efectos de la crisis económica, en convergencia con las medidas adoptadas para garantizar la estabilidad del sistema, empezaran a manifestarse en la vida cotidiana del pueblo y en los centros de trabajo.

Y con esas premisas es que nosotros enunciamos en nuestro V Congreso que la tendencia a la insumisión es creciente y que la protesta social aumentaría a tal punto que puede desestabilizar el orden existente generando una crisis política.

También venimos haciendo el señalamiento de todas las medidas represivas, tantos las selectivas como las masivas y el ordenamiento jurídico que las ampara, así como advirtiendo de la utilización por parte del Estado de mecanismos ilegales como el paramilitarismo. Podemos afirmar que lo ocurrido en Iguala es a escala masiva lo que selectivamente ocurrió en Coyuca de Bénitez en 2013, donde fueron asesinados cinco camaradas del Partido; los mismos actores, el mismo modelo operativo.

Es ese el cuadro sucinto que precede al genocidio de Iguala.

Esta masacre tiene el valor cualitativo de ser la gota que derrama el vaso, de un acumulado de crisis económica y de violencia social. Por ello se generaliza la responsabilidad en el Estado, aunque sea impreciso el contenido de la consigna, pues el Estado se caracteriza en función de la clase social que representa, es decir, no es lo mismo hablar del Estado capitalista, que del Estado en general, o del Estado proletario que nosotros planteamos.

Ayotzinapa es el límite, y por ello abre un periodo, no una simple coyuntura, o un movimiento de moda; porque sacude las estructuras de la clase dominante, afecta la capacidad de reproducción de la hegemonía burguesa y desnuda al sistema político, demostrando que todas las opciones registradas expresan los intereses estatales del poder de los monopolios, es decir son funcionales a la dictadura de clase de la burguesía, tanto el PRI, PAN, PRD, PT, PVEM, y también MORENA.

Las movilizaciones masivas y expandidas a todo el territorio nacional muestran una insatisfacción con la política del capital, pero sin un objetivo programático claro. La composición socioclasista es de los sectores populares, las capas medias, y con la ausencia significativa de la clase obrera. Lo distintivo es la irrupción de fuerzas nuevas, que anteriormente se mostraban ajenas e insensibles a la protesta popular, lo que es un signo que debemos tener en cuenta. Estas fuerzas nuevas no encuentran expresión en ninguna de las organizaciones existentes, ni en las diversas instancias de coordinación que en torno a este movimiento se intentan levantar.

El núcleo de este movimiento popular es el pueblo de Guerrero, los estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, la CETEG, y los familiares de los desaparecidos, la FECSM y la CNTE. Sobre esta base se creó la Asamblea Nacional Popular que lanza las iniciativas de acción y fija los planes de lucha en la que estamos participando desde sus inicios. Muchas iniciativas han quedado frustradas por los vicios del movimiento, como la simulación, el membretismo y las consignas que no se corresponden con la realidad.

El movimiento popular tiene hasta ahora como objetivo la presentación con vida de los estudiantes de Ayotzinapa, sin embargo es potencialmente un movimiento antimonopolista y anticapitalista que esboza la necesidad de derrocar a Peña Nieto y del que germinan embriones de poder popular en los consejos populares que se conforman en varios municipios de Guerrero.

El movimiento tiene tendencias pequeñoburguesas pronunciadas que buscan hegemonizarlo y que en el pasado han sido descarriladoras de otros esfuerzos; sobre todo la del pacifismo y la que busca limitarla a un asunto de derechos humanos. El movimientismo y el culto a la espontaneidad también están presentes con sus efectos corrosivos y disolventes.

Durante dos meses este movimiento convirtió el otoño en una crisis política estatal que puede derivar en la salida de Peña Nieto de la Presidencia abriendo una situación favorable para el campo revolucionario y para la política del PCM.

El Estado en su conjunto ve tambalear su política de dominación con un deterioro acelerado de sus instituciones que se sumen en el descredito, pues es fuerte la evidencia del entrelazamiento del crimen organizado y del poder en nuestro país. El Ejército, los medios de comunicación, el sistema electoral y sus partidos registrados, el poder judicial, el poder legislativo, los gobiernos estatales y municipales, todos ellos coludidos y expresión política de la oligarquía.

Ello también genera un marco para que las contradicciones interburguesas e intermonopolistas recobren auge, después de la unidad que expresó el Pacto por México. Estas contradicciones interburguesas alcanzan ya el Gabinete, y es discordante la voz del Ejército y la Marina con su Comandante Supremo y la de la propia SEGOB con la del titular del Ejecutivo; Como si se tratara de la sucesión presidencial aparece cuando menos un candidato para relevar a Peña Nieto de la Silla Presidencial. A través de reconocidos voceros de la Sección II el Ejército expresa la necesidad de medidas de fuerza. Por otra parte los monopolios partidarios de la gestión keynesiana de la economía también intervienen, después de que el Pacto por México los desfavoreció en la reforma de telecomunicaciones en aras de Televisa-TV Azteca. Hoy encuentran oportunidad para pasar la factura que afectó a América Móvil y movilizan también sus fuerzas, los sindicatos, los medios de comunicación que controlan son dispuestos para hacer funcionar al movimiento de Ayotzinapa a su favor, en tanto que su expresión política, operando en sincronía demandaba la renuncia de Peña para el 1 de Diciembre, con el propósito de convocar a elecciones extraordinarias. En todo caso estas contradicciones interburguesas aspiran a encontrar el camino que les permita estabilidad para sus ganancias, lo que incluye de ser necesario el relevo de Peña Nieto de la Presidencia, quien demás se encuentra aislado internacionalmente, aunque con el firme respaldo del Departamento de Estado de los EEUU.

La crisis de dominación se encuentra con la crisis de lo nuevo que quiere y no puede nacer. El desencuentro del potencial del movimiento por Ayotzinapa con la ausencia de una voluntad del poder, por ahora, lleva a la contradicción de que la caída de Peña Nieto pueda tener una solución en las alturas, en un marco estrictamente interburgués. Y de ello se desprenden las tareas estratégicas que proponemos. Por otra parte este movimiento no cesará en el corto plazo a pesar de los diversos esfuerzos estatales por sofocarlo, y encontraremos el año nuevo con él y por ello debemos trabajar para darle una perspectiva, un programa, una dinámica más allá del cortoplacismo y del espontaneísmo y una dirección política única.

A partir de ahora nuestra intervención en el movimiento, debe tener los siguientes objetivos:

-Trabajar para que cuente con un Programa, más allá de la demanda de la presentación con vida y de la consigna “Fue el Estado”, un programa de lucha claro por el poder, para derrocar a Peña Nieto y el poder de los monopolios.

- Trabajar para conformar la dirección única del movimiento, con base en la Asamblea Nacional Popular, pero más allá de ella, inclusive con una forma nueva. Para ello debemos realizar trabajos bilaterales, multilaterales y combatir los vicios del movimiento.

-Reorientar la acción concreta en las jornadas de lucha con brigadas a los centros de trabajo y los sectores populares, planteando una alternativa organizativa.

-Seguir impulsando la consigna ¡Abajo Peña Nieto, por el poder obrero y popular!

El III Pleno ampliado del Comité Central también colocó la cuestión ideológica:

-Contra el culto al espontaneismo y el movimientismo

-Contra el pacifismo y la negativa idea de encasillar la cuestión en la frontera de los derechos humanos y la simple justicia.

-Contra la idea de que hay que acumular rabias y dejar la solución a los tiempos electorales y pasarles la factura, es decir contra el legalismo.

Ello nos lleva a plantearnos contra las opiniones que piensan que no hay que hacer la crítica pues es mejor esto que nada. ¡No!, lo que buscamos es un movimiento clasista y con orientaciones programáticas bien definidas.

Nosotros, los comunistas, debemos elevar al movimiento, dotarlo de consciencia de clase y no contaminarnos de las ideas de las “revoluciones de colores” de la “revolución 2.0”.

Otro asunto ideológico importante que no puede permearnos es el asunto de querer caracterizar la represión como fascista. Sobre ese asunto venimos discutiendo desde 2009, y las conclusiones de entonces son vigentes: los elementos constituyentes del fascismo no están presentes y por ello ni es correcto hablar de él, ni tampoco introducir subrepticiamente el frente antifascista, amplio o de fuerzas democráticas. Todo lo que se da corrobora lo establecido en el V Congreso como una lucha anticapitalista, antimonopolista y antiimperialista, de antagonismo clasista entre la burguesía y el proletariado y las capas intermedias.

El III Pleno ampliado del Comité Central evalúo la actividad del Partido en estas jornadas, y fue profundamente autocrítico, independientemente de la actividad intensa que el conjunto del PCM viene asumiendo. Autocrítico ante el funcionamiento de los organismos dirigentes, la agilidad de la prensa, las faltas a la disciplina. El III Pleno del Comité Central, después de un intenso debate decidió la expulsión de una militante precisamente por faltas a la disciplina, violación flagrante del Estatuto, alteración del principio de dirección y malversación de fondos. Con esta medida disciplinaria busca colocarse el acento de la moral revolucionaria y la firmeza de principios. Bajo este precedente también otro militante fue expulsado en Veracruz.

Nuevas informaciones muy serias, que empiezan a divulgarse, cuestionan la versión oficial de la represión como un asunto de penetración del crimen en los niveles del gobierno municipal y estatal de Guerrero, y desnudan la participación de la Policía Federal y del Ejército, en lo que rebasa una acción casual, y se muestra como un operativo orquestado de cariz contrainsurgente, es decir: terrorismo de Estado. Crecerá la indignación y en esa marea los comunistas debemos intervenir con objetivos precisos, con firmeza ideológica, enarbolando el Programa que adoptamos en el V Congreso.

Intervenir organizadamente, con planificación de tareas, evaluándolas a cada paso, elevando el nivel ideológico y programático del movimiento y haciendo crecer al Partido. Y en este periodo nuestros militantes deben templarse, hacer de la moral revolucionaria y de la militancia consecuente una escuela para este movimiento popular. Militantes honestos, combativos, preparados, disciplinados, esos son los militantes comunistas, y por ello no habrá mínimo lugar para la indisciplina.

Vamos a fortalecer la línea clasista y el PCM.

Denunciamos que en las inmediaciones del III Pleno del Comité Central del PCM, latente permanecía un operativo conjunto del CISEN, inteligencia de la Marina y la Sección II del Ejército. Denunciamos que el Estado aumenta sus provocaciones contra el movimiento.

¡Proletarios de todos los países, uníos!

El III Pleno del Comité Central del Partido Comunista de México