Entrevista con la camarada Jazmín Padilla, Directora de El Comunista e integrante del Buró Político del Comité Central del PCM

 

“El periódico ha avanzado junto al partido y en la misma medida, considero que en este momento expresa fielmente su avance; el giro obrero, el desarrollo de las organizaciones de masas y juveniles se ven claramente reflejados, pasamos de dar cuenta de luchas que alcanzábamos a ver desde a fuera a luchas en las que el partido participa y dirige. Es un buen signo el hecho de que las páginas nos resulten insuficientes, que el tiraje se tenga que al menos duplicar, que se planté ahora incrementar su periodicidad para estar a la altura de la lucha de clases en nuestro país, que cada vez nos lleguen más peticiones de ejemplares, pero el periódico es una tarea colectiva, involucra a cada uno de sus militantes, ya sea directamente en la elaboración o bien la distribución en el centro de trabajo y la recaudación de las finanzas”

 

¿Camarada, como te vinculaste a la lucha, como fue ese paso de la lucha estudiantil a la lucha política comunista?

Desde niña estuve vinculada a la lucha pues es algo que me inculcaron mis padres; mi infancia corrió en medio de las luchas populares por la vivienda que se desarrollaron en Tepic en los 80´s en las que mis padres ocupaban un papel dirigente. Crecí con la idea del Ché de que ser comunista era la escala más alta del desarrollo humano, pero era mero romanticismo, y no lo digo porque piense que no sea así, sino porque no tenía conciencia de que lo que era ser comunista y lo que ello implicaba, desde pequeña fui sensible a las injusticias y entonces me convencí de que debía estudiar derecho para acabar con ellas, estaba totalmente perdida. Afortunadamente un día me decidí a tomar en serio eso de formarme comunista y empecé con lo que estaba a mi alcance, algunos libros biográficos del Ché, La Madre, los Manuscritos Económicos y Filosóficos de Marx de 1844 y varios intentos por leer el Capital. Era frustrante que no encontraba al Partido Comunista, vamos ni siquiera un colectivo comunista y con la inquietud de empezar a hacer algo me involucré, estando en el bachillerato, con la lucha estudiantil, era ciertamente una lucha limitada pues no se engarzaba con un objetivo más general, superior y yo estaba en esa búsqueda, en la que me sentía aislada. Fue varios años después que conozco a una organización estudiantil que estaba vinculada a lo que en ese entonces era el proceso de unidad entre el Partido de los Comunistas Mexicanos y el PRS que me acercó al partido, hasta que finalmente solicité mi ingreso a su juventud. Por eso digo que mi formación y por tanto mi convicción solida de la necesidad de pasar a la lucha política para derrocar el poder de la burguesía y construir el socialismo-comunismo lo adquirí en el Partido.

Por eso tiene una gran importancia que, independientemente del grado de desarrollo del partido y de su juventud en este momento, cualquiera que quiera luchar, cualquiera que de alguna manera haya llegado a la conclusión que la única salida es la conquista del poder por la clase obrera y los trabajadores, la socialización de medios de producción, sepa que tiene a su partido comunista que sin titubeos camina en esa dirección.

¿Como valoras el papel de la organización juvenil comunista?

Es indispensable contar con una juventud que logre canalizar el descontento, la rabia, la rebeldía propia de la juventud, que la encause, que la dirija hacia la insurrección contra este sistema que no le ofrece nada. El que el partido cuente con una organización fuerte, que forme y entregue cuadros jóvenes a la lucha revolucionaria le da fuerza y vitalidad.

Después del congreso de la Federación de Jóvenes Comunistas debemos estar confiados en que se dan pasos firmes hacia ese objetivo pues cuenta con una dirección experimentada en el trabajo estudiantil y juvenil, con audacia, ímpetu, agallas y por supuesto una sólida formación que seguramente será capaz de desdoblar la política del partido para la juventud, para convertirse en el referente de la juventud trabajadora y estudiantil.

En el proceso de ruptura con el oportunismo en 2010 te definiste rápidamente y sin titubeos, a pesar de estar en una entidad donde ellos tenían mayoría, ¿Cómo valoras aquella decisión?

Cuando el proceso de unidad empezó a entrar en crisis, por cuestiones circunstanciales yo me encontraba en la entidad que ellos consideraban su bastión, pero la mayor parte de mi militancia la había desarrollado en el centro del país, donde sus expresiones oportunistas no tenían mayor influencia, por esto en el corto periodo que estuve con ellos se me fueron clarificando las contradicciones en el seno del partido, su actividad fraccionalista y oportunista. Pese a ello yo no alcanzaba a vislumbrar que lo que ahí ocurría desembocaría finalmente en el fracaso del proceso de unidad iniciado en 2003. Tenía la idea de que lo que correspondía era dar la lucha ideológica al interior del partido para combatir estas posiciones, pero ciertamente, eran un lastre, una traba que no permitía al partido avanzar y que además ellos no estaban en disposición de abandonar. Finalmente me convencí de ello cuando intentaron rebajar el debate político a la critica a aspectos de la vida personal de los camaradas, al chismerío y la calumnia y esto fue lo que terminó convenciéndome de era un desgaste innecesario. Las contradicciones son insalvables, cuando no hay unidad ideológica, orgánica, programática, dar el paso hacia adelante fue una necesidad que nos impuso la realidad si queríamos seguir avanzando hacia el objetivo de la revolución socialista.

Desde el 2010, después del IV Congreso del PCM asumiste la dirección del órgano central, El Comunista y de su sitio web, ¿Cuál es el balance?

El periódico ha avanzado junto al partido y en la misma medida, considero que en este momento expresa fielmente su avance; el giro obrero, el desarrollo de las organizaciones de masas y juveniles se ven claramente reflejados, pasamos de dar cuenta de luchas que alcanzábamos a ver desde a fuera a luchas en las que el partido participa y dirige. Es un buen signo el hecho de que las páginas nos resulten insuficientes, que el tiraje se tenga que al menos duplicar, que se planté ahora incrementar su periodicidad para estar a la altura de la lucha de clases en nuestro país, que cada vez nos lleguen más peticiones de ejemplares, pero el periódico es una tarea colectiva, involucra a cada uno de sus militantes, ya sea directamente en la elaboración o bien la distribución en el centro de trabajo y la recaudación de las finanzas. El periódico va a alcanzar estos objetivos, que la realidad impone, si cuenta con el compromiso de cada uno de sus militantes y esto es una necesidad.

Es necesario un equipo permanentemente dedicado al periódico para eficientar esa enorme tarea de redacción, diseño, recaudación de finanzas, distribución, etc. que hasta ahora había recaído, principalmente, en un equipo muy reducido de camaradas que cuentan con un cúmulo de otras tareas dentro del partido, es algo que tenemos que superar, y estoy confiada en que tenemos, en este momento, la capacidad de lograr consolidar ese equipo y que el periódico de ese siguiente paso.

El universo de lectores electrónicos aumenta, sin embargo insiste el Partido y su periódico en la edición física de sus publicaciones, ¿Por qué?

Por supuesto, es cierto que los medios electrónicos nos abren un sin fin de posibilidades para difundir nuestras ideas, llegar a lugares a dónde, sin recursos, difícilmente podríamos. Recibimos más de 50 mil visitas mensuales que difícilmente se podrían traducir en un documento impreso y eso es muy positivo porque nos da cuenta de la influencia que vamos desarrollado y el creciente interés en lo que hacemos, pero hay que reflexionar de dónde proceden esos lectores y qué están haciendo, en qué favorecen a la lucha de clases, es un espejismo, es ingenuo pensar que con eso basta, nuestro objetivo no se dirige hacia allá, nuestra tarea fundamental es organizar a la clase obrera para enfrentarla a sus verdugos y para ello es fundamental darle la cara, plantarse en el centro de trabajo y entregarle el periódico, el volante, el cartel, etc. Es lo que nos permite establecer un lazo con el obrero de carne y hueso, que está siendo explotado en la fábrica y que necesita conocer a su partido. Por eso sostenemos que el periódico impreso sigue cumpliendo el papel que formulara Lenin, de propagandista, agitador y organizador colectivo. Es lo que nos ha dado resultados, es lo que da vida a este partido, lo que le da fuerza y certeza de que vamos avanzando en el camino correcto para la organización de la clase obrera. La prensa revolucionaria será el centro articulador de nuestra política mientras la apuesta sea a la clase obrera, al derrocamiento, a la toma del poder, a la construcción del socialismo-comunismo.

¿En qué medida está ligado el desarrollo del Partido a la distribución y red de lectores de El Comunista?

Como mencionaba anteriormente la prensa del partido no sólo es el instrumento para agitar entre la clase, sino que es en sí misma el organizador colectivo. Ha sido sobre la red de distribución y sobre las necesidades de redactarlo, diseñarlo, colocarlo, recaudar sus finanzas, etc. que se han construido nuestras células, hemos dicho que El Comunista es el termómetro para evaluar el desarrollo partidario dentro de nuestra estructura.

Cuál es la diferencia del periódico y de la Revista El Machete?

Tienen objetivos diferentes. El Machete es una revista teórica, es una herramienta partidaria del frente ideológico, se encamina a demostrar la plena vigencia del marxismo leninismo, de generalizar la experiencia acumulada y desmontar las corrientes ideológicas que han llevado al letargo de la clase obrera, al inmovilismo y a buscar en “nuevos” sujetos la semilla de la revolución generado solamente confusión. Por eso El Machete desde su primer número rompió lanzas contra el oportunismo, revisionismo y el reformismo. Por su parte el periódico, que también es una herramienta ideológica, se diferencia de la revista ya que su principal función es la de agitación, la propaganda y organización de la clase. Enlazar las luchas de la clase obrera, elevar su conciencia de clase, y vincularlas a la lucha revolucionaria.

Camarada, El Comunista hace parte del Consejo de Redacción de la Revista Comunista Internacional, habla de esa experiencia.

La Revista Comunista Internacional (RCI) es un intento por dar los primeros pasos hacia la reconstrucción de una internacional comunista que dote a nuestra clase de una táctica unificada, es elaborada por los mejores cerebros de nuestra clase. Cabe destacar que en la RCI no solo se intercambian opiniones en las que los partidos participantes envían por medios electrónicos sus artículos, y un sea un equipo el que los reciba e imprima, para la definición del contenido de la revista los partidos comunistas que forman parte del consejo de la RCI se reúnen físicamente a través de sus representantes y se discute cada uno de los textos que serán incluidos en ella. De esta manera se da un paso hacia en la reconstrucción de la Internacional Comunista. El debate en el Consejo Editorial es de un rigor científico, para garantizar la exactitud de las tesis ahí planteadas. Hasta ahorita se han dedicado números de la RCI a la cuestión de la crisis, el socialismo, la clase obrera, la lucha contra el oportunismo y está en puerta el quinto número dedicado a la guerra imperialista.

Camarada, ¿Qué libros te han marcado como militante y cuáles recomendarías su lectura a todos los camaradas?

Como dije inicialmente los libros que allanaron mi camino fueron La Madre de Máximo Gorki, la biografía del Ché de Paco Ignacio Taibo II y El Estado y la Revolución que leí en la adolescencia, lo que yo recomendaría además de los que ya vienen en el programa de formación política, y que me marcaron como militante, en este momento se me vienen a la mente “Diez días que conmovieron al mundo” de John Reed, “Reportaje al pie de la horca” de Julius Fucik, “La historia del partido bolchevique” y Por quién doblan las campanas de Ernest Hemingway.