La imposición de la democracia

Diego Torres, Segundo Secretario del CC del PCM

De la misma manera que el ejército estadounidense “impone la democracia” con misiles, drones y tanques en Medio Oriente ahora; que los medios políticos tradicionales han fallado, el Estado mexicano “impone la democracia” en Guerrero con un enorme despliegue policiaco-militar. Una minoría en el mundo es la que se traga el cuento de los marines de Estados Unidos como paladines de la democracia, y resulta inocultable que las intenciones reales tienen que ver con el control de los flujos de petróleo, gas, otros recursos estratégicos y sus mercados. El virtual estado de sitio contra el pueblo de Guerrero de la gendarmería, el ejército, la marina, etc., está desnudando la naturaleza real de dictadura burguesa y es transparente que su interés radica en tener condiciones para seguir explotando los recursos (importantes reservas de oro y plata, plantas hidroeléctricas, la más grande base de producción de heroína en el mundo, centros turísticos de importancia, etc., en el caso de Guerrero) y los obreros de México.

No es solo directamente el gobierno en turno el que se está desnudado sino el Estado mismo, Peña Nieto, los partidos, el INE, la PGR, la SEP, las televisoras y medios, el ejército y la policía, etc. Un gran problema para la propia burguesía es que su oposición dentro del sistema, AMLO y la socialdemocracia, también se han desnudado. No solo ha ignorado por completo las luchas y la agenda que presenta el conjunto del campo revolucionario, ignorado la Asamblea Nacional Popular y sus acuerdos, también lo ha descalificado en su discurso presentándolo como el espantajo violento contra el cual él sería la panacea como lo hizo en el mitin de Iguala del 27 de Marzo. Pero ni siquiera se ha quedado allí, Morena demandó garantías al Estado para que los comicios se desarrollen en todo el país, pues bien Morena, ahí las tanquetas, tanques, gendarmería y demás fuerzas estatales lleven sus garantías a remolque.

Lo particular de ésta jornada además de la bancarrota política del conjunto de los partidos del capital es que coincide con la primera ofensiva popular real en tales fechas, con el boicot activo a las elecciones y el descarrilamiento de la reforma educativa. La ofensiva popular que comenzó con la quema de instalaciones y material electoral en Guerrero, Veracruz, Oaxaca ha continuado desenvolviéndose con acciones de diversos sectores en Puebla, Chiapas, Michoacán, Zacatecas, etc., enfrenta además del acoso militar y paramilitar una operación ideológica encaminada a aislar la ofensiva, a limitarla y derrotarla políticamente.

Existe la condena del pacifismo pequeñoburgués tanto contra el Estado como contra el movimiento al que dice “apoyar solidariamente”, condena convenientemente retomado por activistas del PAN, del PRI, etc. Si axiomáticamente “toda violencia genera más violencia”, entonces es incomprensible porqué se oponen a la inevitable violencia del pueblo que es respuesta a la violencia previamente ejercida por el poder de los monopolios y los cárteles. No es difícil demostrar que hay una violencia y opresión que se han vuelto cotidianas en contra de los trabajadores, de los estudiantes, de los campesinos, de los comerciantes pobres, etc., y la realidad muestra que la cooperación con el Estado y la sumisión ante tal situación llevó no a un relajamiento de las agresiones y abusos, sino a un empeoramiento, ha sido hasta que el hartazgo movió a respuestas por parte del pueblo que la situación vislumbra alguna salida. No es difícil mostrar como la violencia ejercida por el pueblo dirigido en su momento por Morelos, Hidalgo, Guerrero, o en su momento por Villa y Zapata, o la violencia que debieron empuñar los sindicalistas para defender sus huelgas, engendró otra cosa, engendró conquistas y avances. A quienes repitan dicha argumentación cuando agitemos en las calles, en las escuelas y centros de trabajo debemos obligarlos a responder de ello o a callar aplastados por la lógica de la realidad.

La más infame de todas las argumentaciones es la que se lanza afirmando que el llamado al boicot es una maniobra priista para ganar con su voto corporativo. Ésta acusación no resiste la prueba de los hechos. De tratarse de una maniobra favorable al partido que detenta el poder gubernamental en estos momentos, ¿Qué necesidad tiene entonces de dilapidar miles de millones de pesos en una campaña inductora del voto, incluyendo la compra de conciencias de personajes como Rigoberta Menchú? Si el magisterio, los normalistas, las organizaciones revolucionarias hubiesen quedado “atrapadas en la perversa maniobra abstencionista-priista” no habría necesidad alguna de concentrar hasta divisiones blindadas en su contra, menos aún, no habría necesidad de organizar como en Tlapa grupos de golpeadores priistas para defender al INE y desalojar a quienes sostenían el plantón en el zócalo. ¿Si la sección 22 de la CNTE ha caído en las garras de una maniobra priista, que necesidad entonces de lanzar en su contra a los taxistas de la CTM para intentar recuperar el control de las instalaciones de PEMEX? Seguramente quienes sostienen tal argumentación increíble podrán elaborar un complot todavía más complejo, pero me rehúso a debatir más con personajes capaces de leer la mente de la dirección priista hasta en tanto los eventos dejen de ocurrir a contracorriente de su postura.

Otra argumentación menos fantástica y con tintes más ideológico-políticos tiene que ver con la pretendida inutilidad del no voto, y la utilidad del voto. En esencia “Quienes llaman al boicot no ofrecen ninguna salida en el corto plazo (y por eso deben apoyar al oportunismo)”. El problema es que tal argumentación se les regresa inmediatamente como bumerán. La oposición burguesa de Morena no podrá de ninguna manera por la vía de la oposición parlamentaria modificar las reformas, puesto que contará con un porcentaje menor o que roce el 10% de acuerdo a las encuestadoras ligadas al gran capital financiero, y si esperan que las urnas les entreguen algo más allá de lo que el capital financiero ha dicho que permitirá es que no han aprendido nada tras innumerables fraudes. Más aún, ha sido la lucha del magisterio en el boicot electoral la que ha despedazado la reforma educativa.

Pero, se nos dirá, Partidos Comunistas participan en las elecciones no solo a veces sino en la mayoría de los casos, sabiendo que no obtendrán la mayoría. Es válido, lo hacen para acumular fuerzas, para denunciar desde las tribunas y desnudar el sistema capitalista, y ni un solo minuto dejan de lado las demás formas de lucha como la huelga, el paro, la movilización, el agitar y organizar en los centros de trabajo, en los centros de estudio, etc., y aquellos Partidos Comunistas que mantienen su naturaleza revolucionaria en ningún momento siembran falsas ilusiones, abiertamente llaman al voto con el fin declarado de fortalecer el campo de quienes buscan avanzar posiciones de la clase obrera y se preparan para el derrocamiento. Es una cuestión de que no se renuncia a empuñar ningún arma, y si no lo hacemos hoy es por la conveniencia de empuñar otras y la casi imposibilidad de usar esa con la actual legislación. He ahí el problema de Morena y la gran charca en la que se hunde rápidamente, ¿Acaso ofrece desde la presidencia y el parlamento desmantelar las fuerzas represivas que son las responsables de las masacres, arrebatarle el control económico a los bancos, los monopolios e industriales que son los que nos hunden en la crisis y la miseria? ¿Y qué ofrece AMLO fuera del parlamento? Juntar firmas y conmover a Peña Nieto para que consulte sobre la reforma energética, perder 3 años en tales ridiculeces y atacar a quienes no se alinean a tal política inmovilizadora.

Seamos honestos, en su mayoría existe gente cuya voluntad ha sido comprada mediante salario o despensa para asistir a algunos mítines y emitir un voto a favor de uno u otro partido burgués, puesto que existen denuncias de todos los partidos registrados contra todos los partidos registrados. Un verdadero negocio redondo, bastante costeable para los partidos, puesto que cada voto emitido equivale a una declaración del estilo “Yo, al emitir este voto, declaro que estoy dispuesto a que tales candidatos dispongan de gestionar mis impuestos”, que en el caso de una sola persona que gane el salario mínimo, y solo por concepto del 16% de IVA por 3 años, equivale a casi 33000 pesos. Pero esto significa en la gigantesca mayoría de los casos que están dispuestos a tomar un crayón para tachar un nombre en un papel, tal vez inclusive a balbucear algo en defensa de tal candidato en las redes o reuniones familiares, pero de ahí a apoyar toda futura acción del partido en cuestión y más aún a defender en las calles el orden burgués hay un larguísimo trecho. La gente del INE no estuvo dispuesta a arriesgar el pellejo en ninguna de las tomas, lo mismo los asalariados del PRI o de otras dependencias que fueron convertidas en hoguera, en Oaxaca los taxistas de la CTM fueron puestos en desbandada por los maestros, en algunas comunidades el PRI puede levantar grupos de golpeadores pero estos requieren de ser pagados y alcoholizados, no los mejores combatientes del mundo. La propia policía, soldados, y otra carne de cañón de la tiranía no resisten semanas de ser golpeados, quemados y de estar recibiendo propaganda sin ver su estado de ánimo afectado.

En resumen los de arriba ya no pueden seguir gobernando como hasta ahora, y los de abajo ya no pueden seguir viviendo como hasta ahora. Todos sabemos qué puede implicar esa contradicción para los próximos meses o años. Hace falta mayor fortalecimiento del Partido Comunista, una campaña agresiva de concientización entre la clase obrera de los centros estratégicos, mantener la audacia en el cumplimiento de nuestras responsabilidades frente a los acuerdos del movimiento actual, si hemos de obtener la salida que deseamos o acercarnos lo más posible.

La lucha de clases se eleva, somete a prueba a todas las fuerzas políticas del país, se abren frentes en Atenco, Cananea, Chilpancingo, Tixtla, Tlapa, Coyuca, Chilapa, en Chiapas, en Veracruz, en Oaxaca, en Michoacán, la situación es muy fluctuante, pero por ahora es una catarata que no puede detenerse con la concentración de fuerzas federales en Guerrero. Lo que vivimos es la tendencia creciente a la insumisión, en una circular del conocimiento de la militancia desde Enero se anunciaba ya que; aunque se observaba un reflujo en las movilizaciones en ese momento, la tendencia a la insumisión no había desaparecido y que tendría más picos, siendo Junio el momento más probable para otro.

Los acontecimientos no deben ser eventos aislados, que pasen a unas cuantas líneas de los periódicos burgueses o a unos cuantos segundos de las televisoras. Los comunistas debemos tomar la colosal cantidad de sucesos que están sucediendo en estas últimas horas, desmenuzarlos, explicarlos a nuestra clase, agitar con ello en los centros de trabajo, en los mercados, barrios, escuelas y hasta frente a los cuarteles. Algunas estructuras han mandado sus cuadros, sus finanzas, sus materiales al frente de Guerrero, todas las demás estructuras deben sembrar la conciencia en estos días que traen enseñanzas a pasos agigantados. Si no alcanza para volantes a toda la estructura es hora de usar la agitación de viva voz hasta su máxima capacidad. Ahí donde exista claridad sobre la posibilidad de revertir las reformas como ocurrió con la educativa, ahí donde quede claro el momento de debilidad que enfrenta el Estado burgués, ahí donde prenda la idea de los consejos y asambleas populares, nuevos frentes se abrirán. ¿Y si Guerrero sucumbe? ¿Y si la contraofensiva del Estado es victoriosa? Eso no impide que durante esta ventana de oportunidad hayamos aprovechado lo más posible para sembrar conciencia y preparar las luchas que vienen contra las medidas salvajes del poder de los monopolios, menos aun cuando el proletariado claramente va despertando a la lucha.

Nosotros no determinamos la ofensiva del campo popular, nosotros no pudimos pasar como posición mayoritaria en la Asamblea Nacional Popular la idea de elevar la organización de los Consejos Populares como la instancia que pudiera superar la dispersión de fuerzas, y de contender por el poder, para ahora sí imponer la democracia de los obreros y los oprimidos, para suprimir los partidos del capital. No elegimos esta ofensiva, pero la ofensiva popular existe, independientemente de los límites que se pueden prever. Debe caracterizarnos la audacia en el manejo de los medios, en la propaganda y agitación, debe privar la audacia en los llamados a responder a las agresiones, debe privar la audacia en las finanzas, cuando menos en los próximos días.

Camaradas, el Partido Comunista es una maquinaria de guerra, y la guerra, aún sin ser la batalla decisiva, está ya tocando a nuestras puertas.