El muro de la socialdemocracia

Ángel Chávez

Responsable de la Comisión de Ideología del CC del PCM

Hace unos días Guillermo Almeyra escribiendo sobre la situación en la que se encuentra Syriza concluía “parece no quedarle otra salida que acatar a regañadientes las órdenes de la Troika (FMI, BCE y CEB), tratando siempre de limar las aristas de las medidas que se le imponen y endulzar la píldora para los griegos con declaraciones nacionalista Sin duda esa no era la intención de Tsipras”(1). ¿Hasta qué punto esto es cierto? es lo que a continuación vamos a analizar. 

La imagen de poner contra el muro a alguien sugiere un sometimiento violento por parte de un agresor de fuerza desmedida que obliga a aceptar sus condiciones. Tal imagen no va con la realidad en que se encuentra el gobierno griego en estos momentos, se parece más a un sometimiento masoquista en que el agresor y el agredido son parte del mismo juego, y es que en ningún momento Syriza ha buscado alterar la posición de Grecia dentro de la UE. La negociación de la deuda griega fue la promesa que le dio a sus votantes y no otra cosa.

Cuando Almeyra escribió el artículo (10 de mayo) daba a entender que Syriza pese a sus deseos de negociar la deuda se veía obligada a pagar a sus acreedores, acción para la cual ordenó a los municipios de Grecia transferir sus fondos al gobierno central para pagar al FMI los 750 millones de euros cuyo plazo se vencía hoy 12 de mayo. El día de ayer 11 de mayo el pago fue realizado mostrando que el capital internacional es inflexible a las negociaciones. Almeyra justifica por adelantado a Tsipras y los malestares como falta de servicios y una disminución en la calidad de vida que padecerán los trabajadores griegos por la transferencia de los fondos locales. El argumento es que si no se paga la otra salida sería la salida de la UE y esto traería mayores calamidades al pueblo griego. Almeyra al igual que la socialdemocracia apela al supuesto “realismo” que predica la salida de Grecia de la UE como una catástrofe mayor que debilitaría más al país y hasta posibilitaría una posible agresión turca.

La verdad es otro, la salida más realista a los problemas de la clase obrera griega no llegará por una gestión capitalista con un enfoque más “humano”, el populismo no es la respuesta, sino el fortalecimiento de las organizaciones revolucionarias, la construcción de una alternativa que erradique las causas que generan la miseria y la explotación de la clase obrera y los sectores populares: pasa por enarbolar un proyecto verdaderamente revolucionario como lo hace el KKE. Las reformas que propone Syriza están en la lógica de la UE y los grandes monopolios detrás de instituciones como el FMI, y no se necesita ser un genio para saber que de esta lógica no se puede esperar otra cosa que no sea el beneficio del gran capital, por lo que Tsipras en realidad ha montado una escena en la que se presenta como sometido por la Troika, aunque en realidad nunca se ha insubordinado a esta ni al capitalismo, de tal manera que continua engañando el pueblo griego haciéndole creer que si la economía capitalista se fortalece el pueblo se beneficia.

Con el pago de la deuda no es que Siryza esté traicionando a sus votantes, desde su campaña el verdadero compromiso fue con la Troika y al servicio de los monopolios. La toga de radical que se la ha querido poner a Siryza se cae por sí misma, sus posturas críticas ante la UE y el FMI sólo son demagogia, pues el verum factum se impone y lo que ha hecho es sentarse a negociar con los acreedores y pagar al FMI los 750 millones que le exigía. Las negociaciones que Tisipras prometió inclinarían la balanza a favor del pueblo griego no han procedido ni procederán pues la salida que propone está dentro de la lógica de la UE y del poder de los monopolios y la única lógica que domina es la de la máxima ganancia y la explotación asalariado. La verdadera cuestión es si continuar con la explotación asalariada y la participación en la alianza imperialista que es la UE con su brazo armado OTAN, o cortar de tajo con los males que aquejan a los trabajadores griegos enarbolando un programa radical.

Syriza ahora, además de hacer que el pueblo griego pague una deuda que no ha creado, con tal de continuar el pago exige que los trabajadores se aprieten más el cinturón a costa de chantajes: “si no pagamos el otro camino es la salida de la eurozona y eso es algo que el pueblo no quiere”. Tsipras que se ha opuesto a la salida de la UE y convenció buscó convencer a sus votantes de ello, en los días pasados dejó que los griegos pensaran esa sería la solución si no se pagaba, lo que no es extraño pues uno de los puntos clave del programa de Syriza en las elecciones de inicios de año era “amenaza con abandonar la zona euro si Bruselas no acaba con parte de la deuda”. Parece que tal amenaza no ha surtido efecto con la Troika, y no surtirá efecto pues ésta bien sabe que Tsipras no busca eso, entonces se revela que la amenaza de salir del euro fue siempre un chantaje para quienes fueron sus votantes.

Almeyra al igual que los políticos socialdemócratas de Grecia se esfuerzan en mostrar que la salida del euro es el camino erróneo para los intereses económicos de Grecia. Pero además la socialdemocracia griega también busca mostrar que la población de Grecia no ve tal salida como correcta, por lo que no es casualidad que hace muy poco la Universidad de Macedonia al servicio de una televisora griega expidiera una encuesta que según se reportó arrojó que el 66,5% de los encuestados defiende la moneda única frente al 27% que prefiere volver a la dracma; el 55,5%, frente al 35%, apoya seguir en la eurozona aún a costa de un tercer paquete de ayuda. Tales resultados se difunden para respaldar el posicionamiento de Syriza y advertir que lo que en realidad violaría los intereses del pueblo sería salir del Euro y no continuar pagando la deuda.

Aunque hemos hecho referencia al debate sobre la salida de Grecia del Euro, debemos dejar en claro que no consideramos esto una medida que por su misma cambie la situación de los trabajadores griegos, sino que ejemplifica que la socialdemocracia en realidad está al servicio de los monopolios y la alianza imperialista que es la UE, es decir, que ni busca romper con la explotación asalariada. El KKE promueve la salida del Euro como parte de una serie de medidas encaminadas a confrontar al capital y los monopolios, es decir, no es un fin por sí mismo sino expresión de su programa anticapitalista que inclúyela salida de la OTAN, instrumento imperialista de la UE.

Llama la atención por sus posturas revolucionarias Almeyra tilde al KKE de sectario, con lo cuál se muestra su verdadero rostro: el de reformismo. Por esto es que el cierre del artículo no son frases hueras pues aunque predica que “la única alternativa es preparar la ruptura con el capitalismo y no su imposible humanización” de hecho se coloca del lado de la falsa humanización y critica al partido que está preparando la ruptura con el capitalismo, es decir, sus palabras no coinciden con su acción pues está del lado de las filas enemigas de la socialdemocracia.

Syriza no está contra el muro pues sus planes nunca fueron rebelarse contra el capital, Syriza y la socialdemocracia en general son un muro de contención del movimiento revolucionario que busca disgregarlo y asegurar la dominación clasista de la burguesía para que la explotación continúe. Syriza y Tsipras son el muro que los obreros y trabajadores griegos deben derribar para abrir paso a una salida revolucionaria a la crisis, sus medidas populistas y su gestión del capital disfrazada de bienestar social son un muro que se va corroyendo y terminará cayendo por acción de la lucha de clases.

1 Guillermo Almeyra, “Syriza contra el muro” en La jornada, domingo 10 de mayo, 2015.