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Declaración del BP del CC del PCM

El Partido Comunista de México condena el golpe de Estado producido en Bolivia, bajo la conducción de fuerzas reaccionarias, policiales y militares, aprovechando los límites, las concesiones y contradicciones del gobierno boliviano, es decir del progresismo.

Hacemos notar que el factor externo, principalmente de la OEA en tanto instrumento de las políticas imperialistas, fue fundamental para las fuerzas reaccionarias interiores. La OEA es un instrumento del imperialismo contra todos los pueblos de América. Es necesario  poner fin a su existencia como instancia supranacional que atenta contra la soberanía popular y la autodeterminación de pueblos y naciones. El PCM luchará por la salida de México de la OEA, denunciando su carácter de clase.

 

Condenamos la persecución desatada contra las organizaciones indígenas y populares, contra los sindicatos, a la clase obrera. Expresamos nuestra solidaridad al Partido y la Juventud Comunista de Bolivia.

Expresamos nuestra solidaridad con la resistencia popular que en las ciudades y campos de Bolivia se presenta, reiterando que la historia la escriben los trabajadores, los pueblos.

Consideramos que, a la luz de los últimos acontecimientos continentales, se ratifica que el llamado orden constitucional –al cual diversas fuerzas políticas y sobre todo aquellas alineadas en el progresismo y la socialdemocracia rinden candoroso culto fetichista– no es sino un abanico de opciones legales y extra-legales para dirimir las controversias entre diversos grupos de poder de la burguesía y los relevos de gestores de la dictadura de la clase dominante. Este denominado orden constitucional burgués se complementa con las alternativas del golpe de estado. La socialdemocracia en América Latina, también definida como progresismo, ha aceptado las leyes del juego burgués y ha convertido sus gestiones de la explotación y el saqueo en ilusiones de mejoría para la clase obrera y los sectores populares. En distintos casos, ha acentuado la militarización; ha decidido la participación de sus Fuerzas Armadas en coaliciones internacionales que le capaciten en la lucha de clases al interior de sus respectivos países y les haga parte de las agresiones imperialistas y el reparto del mundo; intensifica el peso del Ejército y las fuerzas represivas en la vida nacional. Las armas con que la burguesía lleva a cabo asonadas y golpes de Estado, como en Bolivia, han sido conservadas, desarrolladas y fortalecidas por el llamado progresismo. En Bolivia, ese mismo progresismo ha sido arrollado por los instrumentos de la burguesía con los que gobernaba, siendo los más afectados las fuerzas obreras y populares que hacen frente a la situación. De esta manera, la burguesía cambia de rumbo en función de la crisis económica que ya se advierte, y enlaza las décadas de progresismo en su propósito de sucederlo con otra gestión capitalista de claras orientaciones reaccionarias. Limitarse a la lucha antineoliberal o a la existencia de gobiernos “contrarios al neoliberalismo” es entrar en el terreno político favorable a la burguesía.

Ante los sucesos en Bolivia los pueblos latinoamericanos debemos extraer las lecciones pertinentes. La pretensión de realizar cambios profundos y radicales conservando el Estado burgués,  enfrenta a la cruda realidad de que finalmente la burguesía imponga la última palabra por los medios que considere convenientes.

La vía de las reformas no propicia una acumulación de fuerzas en dirección de saltos cualitativos revolucionarios, aún más puede desmovilizar a las fuerzas populares, lo que facilita el camino a ofensivas conservadoras y reaccionarias de la gestión capitalista. Ir contra el neoliberalismo sin apuntar contra el capitalismo es conservar intacta la base de los problemas contemporáneos de los trabajadores y los pueblos.

¡Proletarios de todos los países, uníos!

El Buró Político del Comité Central del PCM