Partido Comunista de México

¿Quién es el candidato comunista a la Presidencia de la República?

¿Quién es Marco Vinicio Dávila Juárez?

Nací el 14 de marzo de 1965 en la ciudad de Córdoba, Veracruz, de donde eran originarios mis padres, Guillermo Dávila Cardoso, obrero electricista de Comisión Federal de Electricidad  y Raquel Juárez Muñoz, empleada del ayuntamiento local. Soy el mayor de cinco hermanos.

Todos mis estudios, desde la primaria hasta la preparatoria, los hice en mi ciudad natal; mis estudios universitarios los hice en el puerto de Tuxpam en 1988, Veracruz, en donde, egresé de la Facultad de Biología de la Universidad Veracruzana en 1988, habiendo obtenido el reconocimiento como el segundo mejor promedio de mi generación. Me considero un hijo de la escuela pública, sin embargo hay que reconocer que a partir de la reforma salinista al Artículo Tercero de la Constitución y con todas las reformas posteriores, incluida la reforma a la Ley del ISSSTE, la escuela pública dejó de ser crítica y emancipadora; nosotros defendemos la escuela pública por principio, pero es necesario plantearse una nueva escuela, una nueva educación: no es suficiente reclamar la derogación de “la evaluación punitiva” o la USICAMM, se requiere una transformación profunda de toda la educación pública, una que de verdad ponga en primer lugar a los hijos de los obreros, que deje de ver la educación como una mercancía, y a los educandos y los paterfamilias como clientes; una educación a la que se le asigne un presupuesto tal que permita las mejoras en la infraestructura y en los salarios y prestaciones de los trabajadores de la educación.

Apoyado primero por mi madre y luego por un tío paterno, comencé a practicar el deporte desde muy chico. Como a mi madre le gustaba el béisbol, a los siete años me inscribió en el club de béisbol de la liga “pingüica” del IMSS y también en natación “en la alberca del Seguro Social”, que en esos años se ofrecía un servicio gratuito para los hijos de trabajadores asegurados; ahí aprendimos a nadar mis hermanos y yo, y ahí comencé a jugar béisbol hasta pasados los 20 años, cuando llegué a entrenar con la selección juvenil mayor de Córdoba. En la alberca y en el campo deportivo conviví con muchos de los niños que fueron mis compañeros en la escuela, hasta salir de la universidad. Todo el tiempo que practiqué el deporte en las instalaciones del IMSS, no recuerdo haber pagado alguna vez ni un solo peso por este servicio, era totalmente gratuito; ahí mismo en las instalaciones del Seguro Social, estaba una biblioteca que fue, en la primaria, uno de mis lugares favoritos. Todo eso se acabó. Hoy, para que los niños y jóvenes puedan practicar algún deporte los padres deben pagar, pues estas actividades se privatizaron con la privatización de la educación; de lo anterior se deduce que además de garantizarle a la juventud un trabajo, hay que proporcionarle toda una serie de condiciones materiales que le permitan el disfrute sano de su niñez.

Otro deporte que practiqué fue el atletismo de fondo, es decir, corría maratones y medio maratones; durante 15 años, desde la secundaria y hasta que mi trabajo me lo permitió, me mantuve con una disciplina rígida que me dio la oportunidad de participar en un sinnúmero de carreras de medio fondo y gran fondo, desde el Maratón de Puebla, hasta carreras de 5 mil metros. Lo mejor de esta experiencia es que me mantuve física y mentalmente sano; lo que más extraño de practicar este deporte es que en los entrenamientos era cuando más y mejor descansaba mi mente, las competencias eran algo distinto. Hoy, el deporte es otra cosa, se ha comercializado a tal grado que para competir hay que pagar, cuando en aquellos tiempos sólo se debía tener la decisión de participar, si acaso pedían un certificado médico para poder asignarle un número al corredor.

Estoy casado con Ermisenda González Arzola y criamos dos hijas. Camarada y militante con la que compartimos los mismos objetivos, cumple con sus tareas partidarias demostrando siempre el apoyo para el cumplimiento de las mismas. Ella era, desde que la conocí, una promotora de la organización de la mujer, sobre todo de las mujeres víctimas de violencia doméstica, laboral e incluso institucional; trataba de que las mujeres que se acercaban a la organización social donde actuaba, primero fueran escuchadas por las autoridades y la sociedad -ya que no había mecanismos legales para que eso ocurriera-, después para darle seguimiento a sus denuncias y también para que no hubiera represalias en contra de estas compañeras. Otra faceta de su trabajo organizativo era la gestión de apoyos y programas para las mujeres, todo esto lo hacía desde una organización social muy amplia, donde ella, por decisión propia asumía la tarea de atender las necesidades y demandas de las compañeras. Cuando nos conocimos, en los espacios de lucha en que coincidíamos, comenzamos a trabajar en impulsar una organización de mujeres para atender los problemas específicos de las mujeres, que no está de más decirlo, eran mujeres trabajadoras, mujeres campesinas, mujeres indígenas. No era fácil esa tarea, se tenían que buscar los horarios y los espacios para que pudieran reunirse a hablar y discutir de sus problemas y cómo resolverlos; por otra parte, tampoco se tenía claro qué tipo de organización se necesitaba, si se debía seguir sólo con la gestión, si debía ser una organización política, o una combinación de ambas. En ese tiempo el feminismo no era tan difundido y entre las mujeres trabajadoras esa corriente no tenía ningún eco, en cambio sí se debatía con las corrientes conservadoras, con la pastoral femenil y otras corrientes religiosas que sólo predican resignación para las mujeres. Más tarde ella representó en varios espacios donde se tocaba el tema de la mujer posiciones clasistas, que es verdad, todavía estaban en desarrollo. Fue en el Sexto Congreso del Partido Comunista donde se clarificaron muchas de las dudas en torno al esfuerzo de organizar a las mujeres de nuestra clase. Hoy, este trabajo lo hacemos los y las comunistas con objetivos políticos claros, se avanza todavía lento, pero con pasos firmes tanto en las filas del partido como en las organizaciones de masas.

Trabajé desde muy pequeño en la imprenta de un tío, donde aprendí, además del arte de la tipografía, a escribir con buena ortografía, trabajo que tuve que dejar cuando inicié mis estudios universitarios.

Mi primera experiencia profesional no fue precisamente en el campo de mis estudios, sino como responsable de poner en marcha una granja piscícola en el ejido de Paraje Nuevo, municipio de Amatlán, Veracruz. Fui, en ese mismo periodo, profesor de Secundaria y Bachillerato en diversas escuelas de la región. Tuve la mala fortuna de egresar el mismo año que llegó a la presidencia de la República Carlos Salinas de Gortari, y la implementación de su política “neoliberal” -una gestión del capital más agresiva contra los derechos de los trabajadores-, canceló la capacidad de las instituciones gubernamentales que absorbían un gran número de egresados de lo que se denomina profesiones no liberales, como Biología, Agronomía, Veterinaria, por nombrar las que se impartían en la Escuela donde yo estudié; me refiero a instituciones como la entonces Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos, la Secretaría de Pesca, entre otras; entonces, encontrar trabajo se volvió, para nosotros como egresados, un peregrinar por todas las dependencias. Recuerdo que, en aquellos años, cuando la CONAGUA emitió una convocatoria para contratar un número muy limitado de profesionistas del área de las ciencias biológicas y afines, yo llevé mis papeles a las oficinas que se encuentran en Xalapa, Veracruz, y me encontré con lo que denominé en ese momento “la fila de la ignominia”: era una hilera de jóvenes que daba la vuelta a la manzana, cientos de profesionales con papeles en mano para ser tomados en cuenta en una dependencia que sólo ofrecía menos de 50 plazas. Y es que en el capitalismo no hay planeación, la anarquía en la producción se refleja en la anarquía total de la vida económica, y esto incluye la formación de técnicos y profesionales; se estudia sin tener la garantía de un puesto de trabajo. De lo que se trata es de garantizarle a cada joven que estudia una carrera técnica o una licenciatura, que al egresar tenga ya asegurado un puesto de trabajo; eso sólo se puede planificar en el Socialismo-Comunismo.

También trabajé en el INEGI, como responsable del Censo de 1990 en el municipio de Atoyac, Veracruz. Realicé trabajos como corrector en un periódico local.

Desde los primeros días de mi trabajo profesional con la gente del campo, me fui involucrando en la problemática social, primero escuchando y tratando de orientar a los campesinos en diversos problemas locales que me exponían, sobre todo los que tenía que ver con las gestiones de obras y servicios; esto me dio la experiencia para organizar grupos en torno a objetivos comunes, lo que me sería muy útil para el trabajo político que venía por delante. Después comencé a acompañar a los grupos que se organizaban para buscar soluciones a sus problemas y tramitar sus peticiones ante las instancias de gobierno. Y es que las condiciones en el campo son realmente deprimentes. La falta de servicios básicos en las comunidades rurales, desde caminos y carreteras, agua, energía eléctrica, hasta escuelas y servicios médicos, obliga a la gente del campo a organizarse para exigir a las autoridades dichos servicios. Sin contar con los graves problemas que enfrentan los campesinos, el principal problema que se debe resolver es el de la comercialización de sus productos; con el TLCAN, quedaron desamparados en la asistencia técnica de sus cosechas, en los precios de garantía y en la comercialización. Ese fue un efecto de la desaparición o transformación de las Secretarías del ramo que mencioné antes, pero también de la privatización de las empresas estatales que atendían estas demandas. 

Fue en la secundaria donde comencé a leer mis primeros libros de marxismo, esto debido a que en esa época en la materia de Ciencias Sociales, se estudiaba lo que era el socialismo y los países donde este sistema se construía, principalmente a la Unión Soviética, lo que daba lugar a debates entre los estudiantes; entonces, junto con otros compañeros, tomamos posición del lado de la URSS porque encontrábamos muchas cosas que en esos años nos hacían afirmar que el socialismo no era malo. Las reflexiones eran propias de jóvenes de secundaria, por ejemplo: los que criticaban al socialismo decían que no era bueno porque en la URSS los jugadores de fútbol no podían ser profesionales, es decir, no les pagaban por jugar. Lo más importante de eso, más allá del nivel de los argumentos, era que nos involucrábamos de tal manera en la discusión que nos veíamos obligados a buscar más información fuera de los libros escolares. Pero por otra parte, el contenido de los planes de estudio permitía a los jóvenes pensar, reflexionar, argumentar, tomar decisiones y actuar en consecuencia. Eso fue parte de lo que se acabó con la reforma al Artículo Tercero.

Cuando ingreso a la Universidad es cuando comienzo a militar organizadamente, en la Juventud Popular Socialista, una organización juvenil de ideología marxista-leninista, donde se estudiaba con cierta sistematicidad el marxismo; aunque ya en la preparatoria, junto a otros estudiantes, habíamos leído un buen número de libros de Marx, Engels y Lenin entre otros, pero en realidad leíamos de todo lo que nos llegaba, no teníamos en ese tiempo una formación dirigida por alguna organización. En el año 1981, el viejo Partido Comunista Mexicano se había autodisuelto y lo que quedó de él no era, por lo menos en mi ciudad, lo mejor para aprender o preguntar. En la organización juvenil, además del estudio me involucré en las actividades políticas y culturales que de manera permanente se hacían en la solidaridad con las luchas de los pueblos, principalmente de Centro y Sudamérica -que en esos años tenían procesos revolucionarios que involucraban a partidos comunistas y grandes masas del pueblo trabajador-, y también apoyábamos las luchas populares locales, tanto las de carácter obrero-sindical, como las de los campesinos y colonos de la región de Orizaba y la sierra de Zongolica en el centro del estado. Así nos involucramos en diversas causas; en lo sindical, en la lucha por sacar del sindicato de la Cervecería Cuauhtémoc al corrupto dirigente de la CROM, Daniel Sierra Rivera, lo que se logró no sin lucha, golpes, persecución y cárcel para varios compañeros; de la misma manera estuvimos participando en la creación de varias colonias populares, en ese periodo conocí a los compañeros Eliseo Macín y Héctor Colío, cuadros dirigentes del Partido Comunista. Todo lo anterior hizo que fuera tomado en cuenta para contender como candidato del PPS a diputado federal en el año 1991, por el distrito de Córdoba; hay que decir que en esos años no era fácil ni acceder a los cargos públicos, ni al abultado financiamiento que hoy vemos en las campañas, por lo que ser candidato no era sencillo. Me tocó participar con la nueva reforma electoral propuesta también por Carlos Salinas de Gortari, que con la promulgación del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (COFIPE), daba inicio a lo que denominaron “la ciudadanización de las elecciones”. Lo que tenemos hoy fue el resultado de esa “ciudadanización”: dejar en manos de supuestos organismos autónomos los procesos electorales no podía tener otro resultado que la parcialidad de los árbitros desde un punto de vista de clase y también de los grupos de poder que representan, la corrupción, el financiamiento exorbitante y del crimen organizado, el lavado de dinero, la imposición de candidatos. Todos esos males son lacras propias de la fachada de democracia burguesa del sistema capitalista.

Antes, en el año 1988, con la campaña de Cuauhtémoc Cárdenas, nos tocó como organización juvenil romper la hegemonía priísta en la sierra de Zongolica. Logramos dar a conocer las propuestas del Frente Democrático Nacional y sumamos a algunos compañeros indígenas a nuestra organización. Pero tuvimos experiencias como cuando nuestros compañeros de un ejido llamado Bajo Grande, en el municipio de Omealca, Veracruz, fueron a cuidar casillas en unas elecciones municipales, y a pesar de llevar sus nombramientos en regla, los pistoleros de los caciques no los dejaron estar en la casilla, les aventaron “plomo” a los pies, pero los compañeros se quedaron quietos y finalmente los dejaron quedarse aunque no cerca de la casilla. Cuento esta experiencia, porque con los años llegaron todos los demás partidos políticos a la sierra e incluso ganaron ayuntamientos, pero la lucha política por romper ahí el cacicazgo electoral del PRI, la dimos nosotros.

También participé en las elecciones municipales del mismo año 1991, coordinando varias campañas municipales sobre todo en los municipios de la sierra. Ocupé el cargo de Regidor Séptimo en el Ayuntamiento de Ixtaczoquitlán, Veracruz, municipio en el que a pesar de ser económicamente importante por los corredores industriales que hay ahí, persiste un gran atraso social entre su población indígena. En esos años, el PRI todavía mantenía una inmensa mayoría en los ayuntamientos, apenas empezaban a ser reconocidos los cargos de representación proporcional en los ayuntamientos, así que había que pelearse con el cabildo, principalmente con el presidente municipal para que nos tomara en cuenta y nos dieran las comisiones para trabajar: en mi caso estuve más de la mitad de mi periodo sin oficina; por eso tuvimos que valernos de la fuerza de las masas, recorrí varias veces el municipio y logramos acumular una fuerza popular que exigía ser escuchada para pedir obras. La corrupción no excedía todavía los límites del municipio; en la cabecera municipal era sabido, y hasta tolerado, que los miembros del cabildo aprovecharan su cargo para pedir concesiones de taxi, licencias de cantinas o comprar terrenos en el municipio aprovechándose de tener acceso al Catastro y, volverse prestamistas con el dinero de las arcas públicas; fuimos críticos de todo eso, lo que nos costó estar siempre confrontados con todo el cabildo, incluidos los otros regidores de “oposición”.

El año 1994 fue un año de muchas definiciones políticas, desde las que tenían que ver con la propia política nacional, como las que tenían que ver con nuestra militancia organizada. Fue en marzo de este año cuando, después de un esfuerzo colectivo de varios meses, por tratar de que la organización política que era nuestro referente desde hacía más de 10 años, tuviera una definición clasista más consecuente, a pesar de tener los argumentos apegados al estatuto partidario no pudimos convencer y salimos de ahí seguros de que no había nada que hacer. Durante ese periodo, con un grupo de compañeros fuimos construyendo una organización social de carácter campesino e indígena con la que, por un lado tratábamos de resolver los problemas de atraso social y, por otro nos confrontamos con el caciquismo imperante en la sierra, sobre todo con el que ejercía Mario Zepahua, priísta, verdadero cacique de horca y cuchillo. Este individuo tenía el control económico y político de buena parte de la sierra. Controlaba y aún controla el monopolio del transporte de pasajeros, y desde ahí, imponía el precio del costal de carbón, del traslado de madera y muebles de madera, a la ciudad de Orizaba. Entramos en contacto e hicimos alianzas con muchos dirigentes naturales de sus comunidades, algunos eran “predicadores de la palabra” adscritos a la iglesia católica; logramos formar una gran organización campesina.

Fue entonces cuando también a nivel nacional en el referente organizativo se dan definiciones políticas muy fuertes y en ese mismo periodo rompe con él un grupo de cuadros dirigentes nacionales, entre los que destaca el entonces diputado federal Héctor Ramírez Cuéllar, hoy camarada nuestro en el PCM, que junto a de sus otros compañeros lanzan la iniciativa de constituir el Partido Socialista: ese hecho nos lleva a buscarlo y fortalecemos la decisión de que lo que nosotros criticábamos y contra lo que luchábamos en Veracruz, no era algo local, sino que el problema era mayor, era nacional.

En algún momento de mi vida, tuve que tomar la decisión de irme a trabajar “al otro lado” y emigré a la frontera norte del país, radicando en la ciudad de Nuevo Laredo por un tiempo; fue en este periodo donde me dediqué a estudiar de manera disciplinada y con método el marxismo-leninismo, sobre todo porque era un periodo donde el socialismo era fuertemente cuestionado como alternativa para los trabajadores del mundo, y para que no fuera para nosotros un acto de fe creer en la vigencia del socialismo, la clase obrera y el partido comunista.

Posteriormente pasé al otro lado como migrante indocumentado. Trabajé en la labor agrícola y en la construcción, pero principalmente traté de conocer la manera en cómo vivían nuestros compañeros trabajadores migrantes de México y Centroamérica. Viví la persecución de la migra, la presión que existe sobre los trabajadores indocumentados cuando ya estamos instalados y trabajando no cesa; recuerdo que varias veces tuvimos que dejar nuestras herramientas tiradas y salir corriendo hacia el monte o a escondernos en donde pudiéramos, porque con frecuencia la “migra” llegaba a los lugares donde trabajábamos a efectuar redadas, que yo sabía eran ilegales, porque lo leía en los diarios en español que se expenden en las tiendas de conveniencia y que costaban un “cora”, es decir 25 centavos de dólar; también viví la explotación al máximo: el trabajo por hora es la muerte, por la cantidad de horas que debe uno trabajar para lograr juntar lo que se propuso, o porque, en el caso de la labor y la construcción, donde el trabajo depende del clima, algunas veces las bajas temperaturas sólo permiten trabajar dos o tres horas al día; encima de esto, el desconocimiento de los derechos laborales por parte de los migrantes, permite el abuso de los patrones que, de entrada pagan menos de lo que es el precio oficial de la hora, el argumento es que no tienes papeles y luego la feroz competencia a la que te someten los patrones por conservar el trabajo, todo eso es sobreexplotación. Por otro lado, está lo que yo llamé la estafa del American dream, el sueño americano, que es el crédito; si tienes o quieres tener algo, debes tener crédito, sin crédito no eres alguien allá, por eso la gran mayoría de los trabajadores indocumentados en los EEUU son vistos con desprecio, como nadies. Debo decir que durante todo ese periodo, aunque no integrado orgánicamente, siempre mantuve vínculos con la organización social de la que formaba parte y mandaba mi cuota puntual, lo que permitió mantener la publicación de un periódico que se llamaba El Combatiente.

Fue regresando del norte que me integro al Partido Comunista, participando en las discusiones para el Segundo Congreso. Cabe hacer mención que antes, durante las discusiones preparatorias para el Congreso Constituyente del Partido, con el Llamamiento del 20 de noviembre del 94, nosotros, en la zona centro de Veracruz, participamos en uno o dos de los debates, pero aún teníamos muchas confusiones y, estando de acuerdo en que era necesario estar vinculados a una organización nacional, no teníamos claro si lo que hacía falta era un partido o una organización social.

Entonces, como organización social, continuamos desarrollando en la región la actividad político social y nuestra organización seguía creciendo y siendo más activa, ampliando su presencia en la región, lo que se mostraba con las movilizaciones que hacíamos casi de manera permanente. Así, participamos muy activamente en las Caravanas promovidas por el SME y la Promotora Nacional de Lucha contra el Neoliberalismo; por ejemplo, en el año 2001, recibimos a la Caravana Jacinto Canek, que salió desde la ciudad de Mérida, Yucatán y pasó por la región centro de Veracruz. Nos opusimos, y seguimos oponiéndonos a la privatización de la industria eléctrica, y en esa ocasión retamos a un debate público al entonces diputado federal por el distrito de Córdoba, Sergio Penagos, del PAN. Nos hemos opuesto al proceso de privatizaciones, pero hoy no creemos que la solución sea volver a nacionalizar todas las empresas privatizadas si antes no resolvemos el asunto del Estado: ¿En manos de quién debe estar el Estado para que estas industrias -y en general toda la riqueza que tiene nuestro país- sea aprovechada por los trabajadores? Nosotros afirmamos que lo primero que hay que hacer es formar un Estado proletario, pues si el Estado sigue siendo la junta administradora de la clase burguesa no se van a revertir las privatizaciones y, en caso de que se reviertan será siempre para beneficio de la misma burguesía. También destaco aquella movilización de septiembre de 2003, cuando cerramos la caseta de peaje de Fortín, en la autopista México-Veracruz, por más de ocho horas, exigiendo al gobierno federal apoyos para el campo y protestando por la reunión en Cancún de la Organización Mundial de Comercio, que se efectuó ese año.

En la Alianza de Organizaciones Sociales, además de ser parte de su dirección, me desempeñé como técnico agrícola, con productores de café, en la Sierra de Atoyac; con mujeres productoras de alcatraz, en el volcán Pico de Orizaba; con productores de follaje ornamental, también del volcán; con productores de café, de la Sierra de Zongolica; con productores de anturios para flor de corte, de la región del Fortín; y, con productores de chile cera, del volcán, de la sierra de Coscomatepec. Siempre impulsando la organización independiente para luchar por conseguir mejores condiciones de vida para los campesinos pobres, pero también para elevar el nivel de la lucha económica a lucha política.

Ya en el Partido de los Comunistas Mexicanos, después del Segundo Congreso soy tomado en cuenta para formar parte del órgano dirigente y me dan la responsabilidad de dirigir el periódico central. Después del año 2000 se dan fuertes discusiones en torno a la táctica electoral, nosotros en ese momento considerábamos que no permitía ya acumular fuerzas sino que significaba una traba para el trabajo político del partido que estaba confrontado no sólo con el PRI y el PAN, sino también con el PRD, que de manera cada vez más abierta se mostraba como un partido socialdemócrata.

Estas discusiones van colocando dos posiciones, una que insiste en la táctica electoral y otra, de la que yo formo parte, que está convencida de que las luchas de ese periodo ya no pasan por el marco institucional, sino más bien confrontadas con él. La Huelga de la UNAM del año 99, las movilizaciones alrededor del SME para la defensa de la energía eléctrica que inician también en el 99 y las movilizaciones de los campesinos de Atenco para la defensa del ejido que inician en el 2000, aportan elementos que permiten reforzar la tesis de que había una ofensiva popular por fuera de los carriles institucionales.

A la par de esas discusiones seguíamos impulsando el proceso unitario con varios partidos y organizaciones con los que se intentaba llegar a la creación de un solo partido de clase. Esto sólo se logra con dos partidos, el de nosotros y el de la Revolución Socialista, de Gascón Mercado, en el año 2003. Ahí soy electo al Comité Central y a formar parte de la Dirección Nacional, soy nombrado Secretario de Organización y recae también en mí la responsabilidad de dirigir el órgano central.

Hemos afirmado que ese proceso unitario fue fallido, sobre ello hay varios materiales publicados, incluido el denominado Un nuevo paso, que es un balance de todo ese periodo. Ese nuevo paso y la realización del Cuarto Congreso del Partido me colocan en responsabilidades con el trabajo obrero sindical, frente de lucha en el que me desenvuelvo hasta el día de hoy.

En esta época tuve la oportunidad de visitar Cuba, en donde realizamos diferentes actividades con los compañeros del Partido Comunista de Cuba. De la misma manera aquí en México participábamos activamente en la solidaridad con las luchas del pueblo colombiano, en particular y de manera muy destacada con las FARC-EP. Por cierto, fue precisamente la solidaridad con esta organización hermana la que agudiza las diferencias con quienes venían del ex PRS, pues ellos nos criticaban el hecho de asumir el internacionalismo proletario con todas sus consecuencias, ya que después del criminal ataque en el 2008 al campamento de la representación internacional de las FARC-EP en Sucumbíos, Ecuador, comenzó un periodo de persecución y ataques del Estado mexicano, del Estado colombiano y del propio Departamento de Estado de los EEUU, lo que provocó que muchas fuerzas políticas en el país nos desconocieran y dieran la espalda.

Un capítulo importante para mí fue la participación que tuvimos en lo que se denominó La otra Campaña, en el 2006. Asignada como tarea partidaria, acompañé el recorrido por prácticamente todo el país, lo que me dio la oportunidad de conocer a fondo casi todos los pueblos indígenas. Sabíamos de su existencia, pero no los detalles de cómo resistían al despojo y eran desplazados de sus territorios, cómo a pesar del destierro seguían resistiendo gracias a mantener y reivindicar la identidad de su nacionalidad, es decir, su cultura, su lengua, su historia. En ese contexto fue como participé varios meses en el 2007, en el campamento de resistencia de la tribu Cucapá que se estableció en la Comunidad de El Indiviso, en el municipio de Mexicali, Baja California, para acompañar la actividad milenaria de esta tribu que es la pesca de la Curvina golfina, en el Delta del Río Colorado: su actividad fue prohibida por el gobierno de Vicente Fox, mientras los grandes barcos pesqueros con sus redes motorizadas realizaban esta misma actividad en aguas más profundas del Golfo de California.

A partir del Cuarto Congreso del Partido, realizado entre los meses de noviembre de 2010 y enero de 2011, además de recuperar la teoría marxista leninista y las características leninistas de un partido comunista, de reivindicar una serie de objetivos históricos, se dieron pasos también en volver a colocar en el centro de nuestro trabajo a la clase obrera como sujeto histórico de la revolución socialista, impulsando el Giro obrero, que nos impone el trabajo ente los obreros y los sindicatos como la columna vertebral del trabajo partidario.

En el 2011, con la primera conferencia obrero sindical del Partido, comenzamos a trabajar en la construcción de un referente sindical de masas que se consolidó tiempo después en la CSUM. En ese periodo asumí además de la secretaría de organización, la del trabajo obrero sindical.

Resultado de este trabajo en el año 2022 se efectuó, en el puerto de Veracruz, el congreso constituyente de la Coordinadora Sindical Unitaria de México, CSUM, fruto de años de experiencias y con la participación de varios sindicatos, corrientes sindicales, sindicalistas en lo individual. En ese acto, fui electo Vice Coordinador Nacional, puesto que actualmente ocupo; pero desde el año 2019 acompaño como asesor a la Unión de Estibadores y Jornaleros del Puerto de Veracruz, en su lucha por recuperar su fuente de trabajo, su radio de acción y su contrato colectivo de trabajo que fueron arrancados injusta e ilegalmente por aquella requisa del año 91, durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, que era una condición para la firma del TLCAN. Y cuyos efectos siguen padeciendo hasta el día de hoy nuestros compañeros estibadores. En una lucha muy similar, acompañamos durante varios años la última etapa de la exigencia de los trabajadores despedidos desde el año 91 de la ex fábrica de la Compañía Industrial Veracruzana, S. A., CIVSA; que al igual que los trabajadores portuarios fueron barridos junto con todos los trabajadores de las fábricas textiles del valle de Orizaba, histórica región a la que en el porfirismo se denominó la Manchester veracruzana, y donde se llevó a cabo la Huelga de Río blanco, de 1907, precursora de la intervención organizada de la clase obrera en el movimiento armado de 1910-17.

Nosotros preveíamos desde que empezaron las negociaciones de este tratado comercial que consolidaba el bloque imperialista que lideran los EEUU sus efectos negativos sobre las masas trabajadoras no sólo de nuestro país, sino de los tres países involucrados, y hoy tenemos las pruebas vivientes de ello; por eso ahora consideramos que el nuevo tratado comercial entre los tres países, el llamado T-MEC, es un perfeccionamiento de aquel tratado imperialista, por lo que no hay razones para verlo de otra manera sólo porque lo impulsa López Obrador.

He cumplido las tareas que me ha encomendado tanto el Buró Político, como el Comité Central del Partido; de este modo participamos muy activamente en el plantón popular magisterial que, con motivo del atentado y desaparición de los estudiantes de la Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, se instaló en Chilpancingo, Guerrero. Durante cinco meses, desde noviembre del 2014 hasta abril del 2015, nos mantuvimos en lo más duro de la lucha por la exigencia de “presentación con vida y castigo a los culpables”, resistiendo los ataques de las fuerzas represivas, la campaña mediática y las maniobras del gobierno para dividir al magisterio y acabar con el plantón. Formamos parte muy activa en las Asambleas Nacionales Populares que durante esos meses se efectuaban en la Normal de Ayotzinapa. Conocimos de cerca a los familiares de los jóvenes normalistas y nos involucramos plenamente en su lucha. Nosotros en el PCM también fuimos agredidos por el gobierno de Ángel Aguirre Rivero, y el PRD, ya que en el año 2013 fue asesinado el Secretario Político del partido en Guerrero, Raymundo Velázquez Flores, junto con dos camaradas más, Samuel Vargas y Miguel Solano; meses después, fueron asesinados otros dos camaradas, Luis Olivares y su esposa Ana Lilia Gatica, dirigentes populares de los que el gobierno estatal argumentaba fueron ejecutados por el crimen organizado. Cabe mencionar que en ese periodo, varios dirigentes sociales en Guerrero fueron asesinados con el mismo modus operandi, y que el gobierno socialdemócrata siempre se lavó las manos.

Durante nuestra estancia en el plantón, construimos y fortalecimos lazos solidarios con el movimiento magisterial de la CETEG, la Sección XIV de la CNTE, cuyos miembros nos acogieron y compartimos la lucha, el pan y la sal; cuando se les ve a los maestros en las marchas protestando por la defensa de sus derechos laborales, mucha gente cree que los maestros ganan muy bien. Pero no sólo no ganan lo que deberían ganar por la labor docente que realizan las maestras y maestros de Guerrero; la gran mayoría son normalistas rurales, gente que va de comunidades indígenas a estudiar a la normal por vocación y porque es la única, y mejor, opción que tienen para salir adelante en la vida, prácticamente todos los egresados de una normal rural regresan a su comunidad o aceptan de buen grado irse a trabajar a alguna comunidad rural, en donde además de enseñar, se vuelven factor de cambio social, por eso es que vemos a tanto maestro rural formar filas en las policías comunitarias. Por eso tuvimos la oportunidad de conocer de cerca el funcionamiento de las diferentes policías comunitarias, populares y ciudadanas que actúan en el estado, conociendo de viva voz de algunos de los integrantes de estas organizaciones populares, cómo tienen que sufrir el asedio de los grupos criminales y de las fuerzas policiacas del Estado.

Hemos cumplido tareas en el estado de Oaxaca. Ahí entramos en contacto con un sinfín de organizaciones populares, indígenas, campesinas, y desde luego con sectores del magisterio; el Partido participó activamente cuando la represión en Nochixtlan en junio del 2016. Conocimos de voz de los propios actores, lo que fue la APPO, cómo surgió, qué reclamaba y de los mecanismos de deliberación y toma de decisiones; aunque ya habían pasado diez años el recuerdo seguía vivo y había que aprender. Creo que esa experiencia fue una gran escuela de formación política de la que se pueden extraer muchas experiencias para luchas futuras.

Entre el Tercer y el Cuarto Congreso, tuve la oportunidad de participar con los camaradas del partido en Morelos en las movilizaciones magisteriales de los años 2008, 2009; ahí tuve la oportunidad de ver consolidarse como cuadros bolcheviques a varios de los camaradas que hoy destacan en diversas tareas en el partido.

Como representante del Comité de Solidaridad de los Pueblos, COSOP, tuve la oportunidad de ir a Venezuela en el año 2008 para participar en la Asamblea del Consejo Mundial de la Paz y la Conferencia Mundial de la Paz, donde fue aceptada la solicitud del COSOP para formar parte del CMP. Somos partidarios de la solidaridad y amistad entre los pueblos, opositores de cualquier intervención imperialista sea del bloque que sea, por lo que nos oponemos a cualquier medida económica o militar contra cualquier pueblo del mundo.

Como director del órgano central del Partido, en aquel entonces llamado El Comunista, participé en una de las primeras reuniones del Consejo Editorial de la Revista Comunista Internacional, en el año 2009 en Atenas, Grecia. Nuestro partido ha estado presente en los Encuentros Internacionales de Partidos Comunistas y Obreros, casi desde el inicio de éstos; y hemos sido participes de sus principales debates, coincidiendo con otros partidos en una concepción común en temas importantes del movimiento comunista internacional a partir del marxismo leninismo.

Por mi formación profesional y la experiencia política adquirida, escribo de manera constante artículos de opinión sobre los problemas que afectan al campo mexicano, sobre temas ambientales, y la negativa incidencia que ejercen los monopolios sobre los pequeños y medianos productores; aunque en general escribo sobre temas económicos, políticos y sociales desde el punto de vista de los intereses de nuestra clase, el programa y las tesis de nuestro partido. De mi afición por la literatura y la música mexicana tengo publicada por la Editorial Revolución una antología del cuento mexicano y en la Revista de Teoría, Política y Cultura del partido un ensayo sobre El corrido mexicano; en la misma revista se han publicado algunos ensayos de recuperación de la memoria histórica, sobre Arturo Gámiz y el Grupo Popular Guerrillero.

Para poder cumplir a cabalidad todas las tareas que se me encomiendan y que asumo con mucho compromiso, he desempeñado diversos trabajos y oficios, en el ramo de la construcción, la agricultura y la pedagogía; y con el apoyo de mi esposa hemos podido sacar adelante a mi familia. ¿Quién soy yo después de toda esta experiencia acumulada? Soy un militante de la causa del socialismo que ha comprendido que su individualidad se funde en la colectividad que es el Partido; que si solos podemos hacer cosas grandes, organizados trascendemos y somos invencibles a pesar de los tropiezos momentáneos. Cuando tomé la decisión de comenzar a militar en esta causa, no sabía hasta donde llegaría, es decir, comprendí que las decisiones más pequeñas pueden tener grandes implicaciones si se es consecuente; así lo aprendí de mi maestro Héctor Colío, cuyas decisiones, hace más de 30 años, siguen incidiendo en nuestro trabajo obrero sindical.  

Hoy, con más de 40 años de militancia revolucionaria, el Comité Central de nuestro Partido, me ha encomendado nuevamente una tarea, misma que asumo con honor y responsabilidad, la de ser candidato comunista a la Presidencia de la República en 2024.

Síntesis biográfica de Marco Vinicio Dávila Juárez

Nombre: Marco Vinicio Dávila Juárez.

Nació en Córdoba, Veracruz, el 14 de marzo de 1965.

Sus padres:

• Guillermo Dávila Cardoso, obrero de Comisión Federal de Electricidad y
• Raquel Juárez de Dávila, empleada del ayuntamiento local.
• Fue el mayor de 5 hermanos.

Estudios

• Primaria en la Escuela Úrsulo Galván,
• Secundaria en la Escuela Enrique Herrera Moreno,
• Preparatoria en la Escuela José Ma. Mena Sosa.
• Egresó de la Facultad de Biología de la Universidad Veracruzana, generación 1984-1988.
• Obtuvo el segundo lugar de su generación en aprovechamiento académico.

Experiencia laboral:

• Asesor técnico en la construcción y puesta en marcha de la Granja Piscícola de Rincón de León, en el municipio de Amatlán de los Reyes, Ver.
• Profesor de telesecundaria y bachillerato en diversas escuelas de la región.
• Responsable del Censo 1990 en el municipio de Atoyac, Ver.
• Asesor técnico de grupos de productores de café, flor de corte, follaje ornamental, en la sierra de Zongolica, en la sierra de Atoyac y en el Volcán Pico de Orizaba.
• Ha desempeñado diversos trabajos y oficios en el ramo de la construcción, la agricultura y la pedagogía.

Experiencia en la función pública:

• Regidor séptimo en el Ayuntamiento de Ixtaczoquitlán, Ver.

Cargos políticos:

• Dirigente juvenil y partidario. Desde el año 84 hasta el año 94
• Dirigente social y campesino en la Alianza de Organizaciones sociales desde el año 94 hasta el año 2005
• Militante del Partido Comunista de México desde 1999 hasta la fecha, donde ha ocupado los cargos de miembro del Comité Central, Secretario de Organización, Director del órgano central, Secretario de Trabajo Obrero Sindical. Además de diversas tareas y responsabilidades tanto nacionales como internacionales.

Publicaciones:

• Es autor de diversos ensayos y artículos de opinión publicados en el periódico y la revista del Partido Comunista, ha colaborado de manera sistemática como columnista de la Agencia de Noticias La Nigua; ha publicado una antología del cuento mexicano.