Monopolio mexicano, contra proletariado peruano
Diego Torres, Segundo Secretario del CC del PCM
El imperialismo no se reduce a la política exterior de los Estados Unidos de América, es la fase superior del capitalismo. Se trata de la fase en la cual la formación y desarrollo de los monopolios, el capital financiero, la exportación de capitales, etc., pasan a ser los fenómenos determinantes en la vida social, lo mismo en la esfera de la economía, que en sus expresiones concentradas de la política, la guerra, etc. Los monopolios con asiento en México, aliados con sus similares de EEUU y Canadá, dictan la política que tiránicamente preserva y agrava la explotación, tanto dentro como fuera de “su” país, ahí donde quiera que sus intereses se hallen presentes.
Uno de estos monopolios mexicanos, el Grupo Industrial Minera México (GIMM), fue colocado bajo el ojo de la opinión pública hace poco ya que en las protestas en contra de uno de sus proyectos murieron 5 peruanos. El caso, la actuación del monopolio, del Estado, de los medios de comunicación y de quienes luchan contra él ilustra de manera prístina lo mencionado en el primer párrafo.
Se trata de la misma compañía que asesinó industrialmente a 65 mineros en Pasta de Conchos, la que vertió 40000 metros cúbicos de sulfato de cobre ácido en el Río Sonora, la que promueve represión contra la lucha sindical en México y paga a grupos del narcotráfico por su protección. En Perú los intereses de GIMM están representados por su filial Southern Cooper Company (SCC), que tiene bajo su control algo más de 12,000 obreros, operando en las minas de Toquepala y Cuajone, y en un complejo metalúrgico en Ilo, obtiene ventas que superan los 5.8 mil millones de dólares. El proyecto en cuestión se llama Tía María, con una inversión de 1400 millones de dólares pretende explotar 2 yacimientos a tajo abierto en Arequipa, sureste del país.
Desde que se anunció el proyecto en 2009 ha habido protestas de las comunidades de la región por considerar que está en peligro la disponibilidad y calidad del agua en la región, las condiciones ambientales y de vida, etc. En 2012, cuando iniciaron las obras, la represión contra las protestas cobro la vida de 3 personas; quienes protestaban señalaban que las obras violaban la legislación ambiental. Fácil solución, un año después el parlamento, como expresión del poder de los monopolios, modificó la legislación al modo que lo exigía el lobby de la SCC. Hace poco más de 50 días arrancaron fuertes protestas contra el tercer embate del proyecto. Al mismo tiempo se convocaron a huelgas por parte de sindicatos mineros peruanos, en las cuales participaron alrededor de 70000 obreros, en contra de la tercerización y la destrucción de los contratos colectivos.
La economía del Perú se basa en una gran proporción en la explotación de su riqueza mineral, al ser el tercer productor mundial de cobre, zinc, plata y el séptimo de oro. Las relaciones imperialistas se encargan que de esta riqueza extraigan billonarias ganancias los financieros que concentran las acciones de las mineras mexicanas, estadounidenses, canadienses, japonesas, etc., mientras los mineros reciben migajas y otros sectores oprimidos reciben exclusivamente agravios. El Estado Peruano es el ente encargado de garantizar que dichas relaciones se preserven, tal como lo demuestra el despliegue de un millar de soldados, miles de policías, y la misma represión brutal que arrancó la vida a 5 personas que protestaban contra el proyecto. Estado y monopolio han decidido posponer “por un tiempo” el proyecto para “aclarar dudas”, léase evitar la huelga general, recobrar la iniciativa y relanzar el proyecto a la primera oportunidad que les sea favorable.
El mayor espectro de los medios de comunicación tanto mexicanos, peruanos e internacionales (como CNN) al tratar la noticia intercalan la visión de nuestra burguesía imperialista de que “Una minoría de activistas se oponen al desarrollo y los beneficios que el proyecto traería”, que “el proyecto cuenta con todos los permisos y procedimientos”, etc. Por supuesto que al hablar de “desarrollo y beneficio” omiten la cuestión de cual clase se beneficia del proyecto, y cual clase solo perpetuará sus condiciones cada vez más precarias con el mismo.
El Estado en las relaciones imperialistas, lo mismo en Perú que en México, expresa en sus políticas el poder de los monopolios, sean estos de origen mexicano o norteamericano. Cemex y Bimbo que tuvieron que ser expropiados en Venezuela para que cesara su especulación con la carestía deliberada, Slim en Brasil, Grupo México en Perú, el imperialismo de los monopolios mexicanos no deja de existir por ser el socio menor del TLCAN. Los obreros mexicanos, el pueblo mexicano tiene como enemigo directo a esta misma minera, a estos mismos monopolios, ningún interés común tenemos con él, al contrario debemos presionarlos también aquí y expresarle a los obreros peruanos nuestro ferviente deseo que derroten a ese burgués “nuestro”. ¡Que viva la lucha del proletariado peruano!