A favor de los monopolios, en contra de los trabajadores. Nada cambió en el país
Declaración del Partido Comunista de México
Al inicio de la gestión de Andrés Manuel López Obrador en 2018 el Partido Comunista de México afirmó que este gobierno se distinguiría por su demagogia y su doble discurso, que Obrador conduciría el país en estrecha unidad con los monopolios y los empresarios que se encuentran al frente de los mismos en las principales ramas de la economía, los cuales están aglutinados en un Consejo Asesor. La previsión fue acertada. Por eso, como antes, la única alternativa para los trabajadores y los sectores populares es enfrentar decididamente esta administración falaz.
En su mensaje a la nación a tres años de gobierno, López Obrador coloca mentira tras mentira y se ratifica como un gobierno audaz para favorecer a la burguesía dentro y fuera del país, así como impotente para responder incluso parcialmente a las necesidades obreras y populares. Donde Obrador asegura basificaciones y logros para los trabajadores, lo que en realidad hay es precarización e incremento de la pobreza extrema; al tiempo que se insiste en la existencia en un proceso transformador, se omite que se trata de una subordinación de la clase obrera al capital.
La 4T no sólo es un régimen capitalista embaucador, sino mitómano por convicción y necesidad con el fin de asegurar la desmovilización del pueblo, hacer pasar el proyecto de los monopolios como uno de corte popular y conseguir esto con la mayor ventaja posible, sin apenas concesiones para los trabajadores al enaltecer la caridad y la buena voluntad de los empresarios como la única respuesta posible a los grandes problemas nacionales. A tres años se puede ratificar que esa respuesta es un callejón sin salida. Que estamos claramente frente al gobierno de la plutocracia.
Previo a su mensaje, y durante el mismo, el gobierno ha presumido de incrementar como nunca antes el salario mínimo de la clase obrera. Unas veces enarbola que dicho incremento es del 42% y otras del 65%, la verdad es que las cifras no pueden ocultar las consecuencias de los actos del gobierno actual. Las calles de las grandes ciudades se han vuelto bulliciosas romerías, donde los trabajadores no sólo anhelan vender su fuerza de trabajo, sino cualquier mercancía que les permita subsistir. Al tiempo que refuerza al sindicalismo corporativo, este gobierno golpea uno tras otro los derechos laborales, y no sólo propicia la ausencia de todo empleo estable sino que ha tolerado y ejecutado el desalojo de miles de trabajadores de sus puestos de trabajo en el sector público y privado. Las cifras sobre el estado del ámbito laboral son para tener en cuenta: cada vez más integrantes de la clase obrera son obligados a laborar por uno o dos salarios mínimos, al tiempo que continúa disminuyendo el sector de aquellos que perciben tres salarios o más, siendo inaccesibles cada vez más tanto la canasta básica, la salud, la educación. Esto se encuentra íntimamente relacionado con la concentración y centralización de la riqueza y capital en unos cuantos millonarios. 5 de los monopolistas que la 4T presentan como modelo a seguir han amasado en los tres años de gobierno de Obrador una fortuna que asciende a más de 110 mil millones de dólares, el 30% de los ingresos salariales de toda la clase obrera en México en un trimestre.
El mensaje a la nación del Ejecutivo insiste en presentarse como antineoliberal. Al respecto es posible adelantar dos conclusiones: sólo se distingue de los anteriores gobiernos del PRI y el PAN por matices sin importancia, así como sin duda es continuidad de la gestión neoliberal del capitalismo en México. El llamado Decálogo del Consenso de Washington, plataforma histórica del liberalismo económico, se aplica a pie juntillas con López Obrador y constituye las reglas de este gobierno demagógico: austeridad fiscal, bajo el esquema de la “lucha contra la corrupción y la austeridad republicana”; transferencia del gasto público para los proyectos de alto interés de los monopolios; desregulación y liberalización de las tasas de interés; integración económica; apertura a la inversión extranjera; garantías a los derechos de propiedad; privatizaciones, que continúan bajo mecanismos menos estruendosos pero igual de efectivos.
El gobierno de López Obrador y la nueva socialdemocracia ha proseguido la senda de los grandes recortes en salud, educación y vivienda, disimulados con planes asistenciales que no han impedido -como durante todo el periodo de los gobiernos de Miguel de la Madrid, Carlos Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto- el incremento de la pobreza extrema. Ha rechazado la creación de empleos estables, la producción y distribución de bienes en beneficio de la clase trabajadora y capas populares, así como a fijar precios o límites a la voracidad de los monopolios, características que han distinguido la gestión capitalista en México de los últimos 40 años. Además, como con el PRI y el PAN, para los monopolistas todas las decisiones: tratados comerciales, corredores transístmicos, zonas económicas especiales, reconversión industrial, economía de exportación, proyectos de infraestructura, trenes, carreteras marinas, aeropuertos, etc., etc. Este gobierno, como los del PRI y el PAN, trabaja día y noche por la concentración y centralización de capital, por el fortalecimiento de los monopolios. Lo importante en el informe es lo que no se dice, como la decisión de hipotecar a la clase obrera en la confrontación económica de EEUU contra su principal competencia que son los capitales chinos, con el fin de engrandecer aún más a la burguesía dominante y sus anhelos de mercados, rutas de transporte y cuotas de ganancias a la altura de su desarrollo imperialista.
Obrador y su grupo compacto sostiene que no hay militarización, que eso es una infamia. Infamia es darle continuidad al fortalecimiento del papel de las fuerzas armadas, blanqueadas con el discurso oportunista del “pueblo en armas”, etc., que destacó con los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. Ahora las fuerzas armadas no sólo han logrado legalidad en tareas de seguridad pública, sino que paso a paso la burguesía por medio de Obrador las consolida como eficientes gestores en infinidad de labores de Estado. Las fuerzas armadas son, con la 4T, fuerza de choque del capitalismo contra la clase obrera, fortalecidas como los mejores administradores de los intereses de los monopolios. Hace tres años el Partido Comunista sostuvo que los monopolios se encaminaban a desarrollar un Estado de excepción, la 4T y Obrador han llevado a cabo estos planes incluso cargando el costo de ir resquebrajando la democracia burguesa, enaltecer el autoritarismo y consolidar la Dictadura de clase del capital sobre los trabajadores. En este marco, la pugna entre los distintos partidos de la burguesía no es más que la disputa entre diferentes grupos políticos de la misma clase dominante.
El gobierno de Obrador en estos tres años ha sido de suplicios y sacrificios para la clase obrera y los sectores populares: explotación, incremento de la tasa de ganancia, pobreza, desempleo, enfermedad, mortalidad, deserción escolar, despojo de tierras, crimen, violencia. La clase obrera requiere ponerse de pie, enfrentar a toda la clase de los capitalistas. Queda claro que la alternativa al capitalismo, a su gestión neoliberal, no es una socialdemocracia disciplinada a los intereses creados de grandes monopolistas, sino la lucha por una Nueva Revolución: el socialismo-comunismo, el control de la clase obrera sobre la producción y distribución de bienes en interés de la mayoría de la población, el Poder Obrero para echar afuera a todos los capitalistas y sus representantes con el fin de poner la sociedad en beneficio del pueblo. Ello inicia desde ahora, con la lucha resuelta y combativa, clasista organizada con independencia del Estado y sus gobiernos, de la clase obrera y los sectores populares por la satisfacción de sus necesidades contemporáneas: salud, vivienda, educación, derecho a la vida, pleno empleo, derechos sociales y laborales, etc. En el camino de esto se interpone el capitalismo en México y la gestión de la nueva socialdemocracia para los monopolios, la tarea es derribar los obstáculos e ilusiones para lograr una Nueva Revolución, la revolución socialista.
¡Proletarios de todos los países, uníos!
El Buró Político del Comité Central