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30 años de lucha por el poder para los trabajadores,

por el Socialismo-Comunismo

 

A la clase obrera,

A todos los trabajadores, a la mujer trabajadora,

A la juventud:

Hace 30 años, el 20 de Noviembre de 1994, después de seis meses de discusión, se integró la Comisión Nacional Organizadora del Partido de los Comunistas Mexicanos, lo cual se anunció con la publicación del Manifiesto del 20 de Noviembre.

 

Con ello se daban los pasos para revertir lo que el oportunismo eurocomunista decidió en 1981, al liquidar orgánicamente al Partido Comunista Mexicano.

La ausencia durante más de una década del partido de la clase obrera fue un duro golpe para el conjunto de los trabajadores y sus luchas, favoreció en la lucha de clases a los intereses del capital, contribuyó a la confusión ideológica, y fue un factor de retraso general del progreso social. La historia enseña que el proletariado, en la lucha por sus objetivos inmediatos e históricos, debe contar con su propio partido político, el partido comunista.

No negamos que el proceso de reorganización del Partido Comunista de México estaba afectado inicialmente por la confusión ideológica predominante, y que durante un lapso de casi 15 años se rezagó en asumir a plenitud sus características marxistas-leninistas, clasistas e internacionalistas; pero fue desde el primer momento, el marco orgánico indispensable para que el proletariado construya nuevamente su partido revolucionario.

Rendimos homenaje con emoción a los camaradas que tomaron esa decisión, y a quienes a lo largo de estos 30 años han entregado su libertad o su vida por el Partido Comunista de México. Nuestro reconocimiento a Eliseo Macín Hernández y Gonzalo Hernández Cruz. Rendimos homenaje a Narciso Sánchez, Héctor Ramírez Cuellar y Mario Rivera; a nuestros camaradas Juan, Verónica, Fernando y Soren, caídos en Sucumbíos; a Enrique López, desaparecido político; a Raymundo Velázquez Flores, Samuel Vargas, Enrique Solano, Luis Olivares y Ana Lilia Gatica, asesinados en Guerrero. Estas vidas valiosas son semillas que fructifican en nuevos cuadros, en un Partido más fuerte, en el desarrollo de la lucha revolucionaria para la toma del poder y una República Socialista. También inclinamos nuestras rojas banderas con la hoz y el martillo en memoria de camaradas que, ahora fallecidos, asumieron en su momento el rol de secretario generales del PCM: Héctor Colío Galindo, Sergio Quiroz Miranda y Antonio Castañeda de Luna.

El marco en que inició la reorganización fue el de la derrota temporal de la construcción socialista en la URSS, la desbandada de buena parte de las fuerzas revolucionarias, y el predominio ideológico y político de la contrarrevolución. Ello obstaculizó que inicialmente el PCM asumiera posiciones que son clave para la lucha proletaria por el socialismo. El propio desarrollo de ese debate en el movimiento comunista internacional, y la experiencia concreta en la lucha de clases nacional, llevaron al punto en que el PCM logró desembarazarse de la herencia del oportunismo, que anidó a sus anchas por varias décadas en el movimiento comunista de nuestro país: fundamentalmente, la cuestión crucial de la estrategia revolucionaria y el choque con la equivocada concepción de la estrategia de las etapas intermedias. No podía resolverse superficialmente, ni automáticamente, sino a través de un camino de varios años, hasta que en 2009 con el proceso para el IV Congreso del Partido se abrió el cauce para la recuperación de la teoría leninista de organización, la elaboración de un nuevo Programa sobre la base del estudio marxista-leninista del capitalismo en su fase imperialista y el lugar de México en éste, el desarrollo de los monopolios, el estudio de la clase obrera y las capas populares, las manifestaciones del antagonismo capital/trabajo y la necesidad de la Revolución Socialista; el elemento clave para el PCM y para el movimiento comunista internacional, ha sido extraer las lecciones de la construcción socialista en el Siglo XX, que nos señalan las características irrenunciables del socialismo: poder obrero revolucionario, socialización de los medios de producción concentrados, control obrero de la producción, planificación central y científica de la economía, combate incesante a las relaciones mercantiles.

El PCM guía su actividad por el marxismo-leninismo, acude a la fuente invaluable de la teoría comunista que se encuentra en los clasismos del marxismo, sobre todo Marx, Engels y Lenin. Y consideramos una tarea siempre vigente la confrontación ideológica con las corrientes burguesas del pensamiento, y con las del oportunismo en sus distintas presentaciones; adquiriendo relevancia en esta dirección el choque con la distorsión que realiza la socialdemocracia en la región, con los llamados procesos progresistas, donde incluso le llaman socialismo a la gestión del capitalismo que realizan.

A lo largo de estas tres décadas el PCM ha sido parte de las luchas de los trabajadores contra las privatizaciones y políticas de ajuste, contra las distintas medidas que siguieron a la crisis de sobreproducción del 2008 para desvalorizar la fuerza de trabajo, y ahora contra la gestión socialdemócrata del capitalismo –primero de Obrador y en seguida de Sheinbaum–, de clara dirección antiobrera. Hemos estado junto a los petroleros, los trabajadores de la industria eléctrica, los trabajadores de la educación, los trabajadores de la salud, los mineros, los estibadores, los trabajadores universitarios, los trabajadores de logística y de aplicaciones, los trabajadores de call center, los trabajadores de la industria alimenticia, de la industria automotriz, los trabajadores de la comunicación, los trabajadores de las maquilas, los del transporte, los de la construcción, los trabajadores agrícolas, los migrantes y con los trabajadores que se encuentran en el desempleo. Trabajamos sin descanso para el resurgimiento de un movimiento obrero y sindical clasista, resuelto al antagonismo con el capital, con la patronal, en cada centro de trabajo. Junto a las luchas por las reivindicaciones inmediatas de los trabajadores, los comunistas conectamos con el objetivo histórico de la clase obrera. El Partido Comunista de México es el partido de la clase obrera.

Estamos convencidos de que la lucha de la clase obrera será incompleta sin la participación de la mitad de ella que es la mujer trabajadora, que enfrenta mayores obstáculos para la lucha puesto que está sujeta tanto a la explotación asalariada como a la opresión y a la desigualdad por razón del sexo. Sabemos que sin la lucha por la emancipación de la mujer es imposible el socialismo, y que sin el socialismo no se alcanzará la emancipación de la mujer. Por tanto, el Partido Comunista es el partido de la emancipación de la mujer.

El PCM lucha también junto a los campesinos pobres, los ejidatarios, contra el despojo de tierras y territorios, y por la alianza de la clase obrera con los campesinos pobres. Reivindicamos el derecho de los pueblos indios a sus tierras y territorios, y a la autodeterminación. Luchamos también por la organización de las capas populares, y por la vertebración de todas estas luchas contra nuestro enemigo común, el capitalismo de los monopolios. El Partido Comunista es el partido de la alianza social anticapitalista y antimonopolista.

El PCM encuentra que en México han madurado las condiciones para la construcción del socialismo-comunismo. Que el responsable de la insatisfacción de las necesidades obreras y populares es el capitalismo; que el responsable del sufrimiento del pueblo mexicano, de la pobreza extrema de millones, de la barbarie, de los desaparecidos, de las fosas clandestinas, es este sistema basado en la explotación del trabajo asalariado y en la apropiación privada de la riqueza socialmente producida. Ya vivimos la experiencia de todas las opciones políticas burguesas en el gobierno: del PRI, PAN, MORENA, es decir el liberalismo, la democracia cristiana y la socialdemocracia, y queda claro que la diferencia de las gestiones no modifica la esencia del sistema capitalista: administran el Estado para proteger las ganancias de los monopolios, para preservar la dictadura de clase de la burguesía. El programa del socialismo-comunismo es la ruta para poner fin a esta sociedad injusta y putrefacta, para romper con el T-MEC y poner fin a la vergonzosa política antiinmigrante. El Partido Comunista de México es el partido del derrocamiento revolucionario del capitalismo.

El Partido Comunista de México expresa su inequívoca oposición a la guerra imperialista, se opone a ambos bandos de países capitalistas que ya chocan militarmente en Ucrania, y que desenvuelven conflictos en Medio Oriente y en Asía Pacífico, que aumentan pavorosamente los presupuestos militares cargando los costos en los trabajadores, y que nos llevan a una guerra imperialista generalizada. Expresamos nuestra solidaridad con los pueblos de Palestina y Líbano frente al agresor Estado de Israel. Reafirmamos nuestra solidaridad con la Revolución Cubana y nuestro rechazo al bloqueo y a cualquier sanción contra el heroico pueblo de Cuba. Apoyamos las luchas de los trabajadores y los pueblos contra el imperialismo. Nos oponemos con determinación a las distintas manifestaciones del anticomunismo, como pueden ser las promovidas por la Unión Europea, o de Maduro en Venezuela contra el PCV. El PCM sabrá cumplir siempre con sus tareas internacionalistas y de solidaridad. El Partido Comunista es el partido del Internacionalismo proletario.

El PCM es consciente de sus deficiencias y busca corregirlas. Tiene democracia orgánica en su interior y plena unidad en su política, estrategia y táctica; cuenta con una militancia combativa y resuelta al sacrificio por los objetivos revolucionarios del proletariado.

Sí, clasista, internacionalista, marxista-leninista. Como el Ave Fénix, el Partido Comunista de México renació y actúa sin tregua para llevar a los trabajadores a cambiar el curso de la Historia, a transformar el Mundo.

¡Proletarios de todos los países, uníos!

 

El Buró Político del Comité Central