Con los trabajadores de la educación, por la unidad de la clase obrera, contra el poder de los monopolios

El Partido Comunista de México condena el asesinato de una decena trabajadores de la educación y pobladores de Nochixtlán, y la Ciudad de Oaxaca, resultado del “uso moderado de la fuerza” instruido por el Estado mexicano a sus distintos cuerpos represivos, para sofocar la insumisión magisterial y popular. Expresamos nuestro respaldo con todos aquellos que desde las barricadas y piquetes han buscado impedir el avance de la Policía Federal en Oaxaca y en otros puntos del sureste del país. Tenemos claro que esta decisión de trabajadores y sectores populares –emblemática en Nochixtlán, Salina Cruz, y Chiapas- obedece a la solidaridad de clase con los trabajadores de la educación que defienden sus derechos laborales y sindicales. El ejercicio de la resistencia, con las manifestaciones que adquiera y los grados de intensidad que requiera para confrontar los mecanismos represivos, es un derecho legítimo e histórico de los oprimidos al que hay que recurrir cuantas veces sea necesario para derrocar las injusticias. Frente a la violencia del opresor es un derecho legítimo ejercer la violencia revolucionaria.

El Partido Comunista de México condena las detenciones del profesor Rubén Núñez, Secretario General de la Sección XXII (Oaxaca) del SNTE, del Profesor Francisco Villalobos, Secretario de Organización de la Sección XXII, del profesor Juan José Ortega Madrigal, ex Secretario General de la Sección XVIII del SNTE (Michoacán), destacados dirigentes de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE), uno de los principales destacamentos que está organizando a cientos de miles de trabajadores de la educación en el país. En esta misma operación quirúrgica del gobierno de Peña Nieto para frenar la resistencia magisterial, dirigida principalmente contra la CNTE, se detuvo también al profesor Eugenio Rodríguez Cornejo del CEND-SNTE y del Movimiento Democrático del Magisterio Nacional. ¡Libertad a los dirigentes sindicales, libertad a los presos políticos!

El Partido Comunista de México reitera su posición de que el poder de los monopolios, representado en éste momento por el Gobierno de Enrique Peña Nieto, debe ser derrocado, y con él este sistema capitalista de explotación, miseria, hambre y muerte. El PCM está convencido de que tal tarea solo puede ser asumida por la clase obrera, por todos los trabajadores asalariados, los trabajadores en el desempleo, los trabajadores en la emigración, forjando una alianza con los sectores populares, en favor de un poder obrero y una economía popular.

La rebelión de los trabajadores del ramo contra la Reforma Educativa es ilustrativa de esa urgente necesidad. Aunque se insista en presentarla como un asunto estrictamente educativo -y ello obedece a que la estrategia del Estado es enfrentar a los trabajadores de manera sectorializada, evitando su unidad- se trata de la aplicación concreta de la Reforma Laboral a 1 200 000 trabajadores de la educación, con despido inmediato de cerca del 30%, así como afectación grave a su sistema de seguridad social, jubilaciones y pensiones, fondos de vivienda, vacaciones, antigüedad laboral (la cual desaparece), plazas de base, prestamos, organización sindical, contratación colectiva, así como otros derechos y prestaciones.

Subrayamos que tal medida se inscribe en el contexto de la crisis de sobreproducción y sobreacumulación de la economía, que sacude internacionalmente al capitalismo, el cual busca estabilizarse con la desvalorización del trabajo, expresada en reformas laborales, lo mismo en México que en Francia, en Grecia que en España, en Italia o Portugal, y en la disminución de los presupuestos públicos en la educación, salud, vivienda, cultura, para orientarlos al rescate de monopolios en quiebra.

Recordemos que la Reforma Laboral fue aprobada en nuestro país por el variopinto Pacto por México (liberales, socialdemócratas, democratacristianos) que conformaron el PRI, PAN, PRD, PVEM, PANAL, que aprobaron en bloque esa medida legislativa en el Congreso de la Unión, y que quienes hoy conforman MORENA, la nueva socialdemocracia, en ese momento no presentaron ninguna oposición. Es decir la Reforma Laboral fue impulsada en bloque por la clase dominante y sus diferentes expresiones políticas.

Hoy son los trabajadores de la educación, pero en lo inmediato esta ofensiva del poder de los monopolios se dirigirá contra 1 600 000 trabadores que conforman el sector público de la salud (IMSS, ISSSTE, SSA), contra los petroleros, contra los trabajadores de la administración pública, contra los electricistas, y en general contra el conjunto de la clase obrera, por lo que el triunfo o derrota de los trabajadores de la educación es crucial para todo el movimiento obrero y sindical, para toda el proletariado mexicano.

Es una agresión contra los trabajadores, hay que tener muy claro que es una manifestación del antagonismo capital/trabajo. La supuesta preocupación por lo educativo del Gobierno se viene por los suelos cuando se hace el recuento del desmantelamiento del sector, iniciado en 1992 con la federalización de la educación, la liquidación de las escuelas normales, la erosión del carácter científico de la educación con las concesiones a las escuelas privadas confesionales, la modificación de los libros de texto gratuito que entregan una versión distorsionada de la historia, la expulsión de las humanidades de los planes de estudio, así como su reorganización al ritmo de los intereses de los procesos productivos contemporáneos que el capitalismo requiere. Los trabajadores de la educación una y otra vez han insistido en propuestas pedagógicas que llevarían a un mejor sistema público de educación, y una y otra vez sus propuestas se han desechado. La lección es simple y dura: el capitalismo no es reformable, solo admitirá aquello que asegure sus ganancias, que las haga crecer. Pensar que se puede frenar la medida del Estado en términos de debate y alternativa pedagógica y educativa es una pérdida de tiempo; lo que resulta en la conclusión en que la defensa de los derechos laborales y sindicales debe estar conectada a la politización de la lucha, al programa para que derrocado el capitalismo se constituya un poder obrero que tenga en el centro de sus actividades la satisfacción de los intereses de los trabajadores y sectores populares.

El Partido Comunista de México considera que en éste momento debemos concentrar fuerzas contra el poder de los monopolios; esto no debe considerarse similar al discurso populista que hoy priva de la unidad por la unidad. La concentración de fuerzas de que hablamos los comunistas es en primer lugar la unidad de los trabajadores, la constitución del proletariado en clase, y sobre esa base, la alianza con los sectores populares y los pueblos originarios oprimidos, interesados todos en el fin del capitalismo. Hay que poner fin al gobierno de Peña Nieto, pero no en favor de un gobierno antineoliberal como pregonan los partidarios de la gestión neokeynesiana del capitalismo.

Hay por todos los medios que denunciar el carácter criminal, terrorista, corrupto de la gestión de Enrique Peña Nieto, quien es responsable directo de el incremento de la tasa de explotación, del aumento de la pobreza extrema que ascendió a 60, 000 000, del desempleo, de los crímenes de Atenco, Tlatlaya, Ayotzinapa y ahora de Nochixtlán.

Llamamos la atención de que en refuerzo del nefasto PRI y Peña Nieto, acuden, como fuerzas funcionales al poder de los monopolios, la socialdemocracia y la nueva socialdemocracia.

Fundamentales en las políticas de contención del movimiento magisterial y de la estrategia represiva en su contra, son los gobiernos del socialdemócrata PRD (que tiene un importante papel en el Foro de Sao Paulo) en la Ciudad de México, Oaxaca y Michoacán. Principalmente el gobernador de la Ciudad de México, Mancera, funge de policía pues implantó un literal estado de sitio en la capital del país, controlando el ingreso de quienes provienen de otras entidades; dislocando miles de policías para encapsular las movilizaciones sindicales y populares; expulsando de la Ciudad a los trabajadores que llegan a protestar. No hay libertad de circulación, ni de manifestación. Cuando Mancera, en el año 2013, ordenó el Primero de Mayo encapsular al Partido Comunista de México, advertimos que esa restricción de las libertades democráticas y de los derechos públicos se orientaba a conculcar las garantías individuales y a impedir el derecho a manifestación de los trabajadores.

Pero si liberales y socialdemócratas son quienes activan los mecanismos criminales de represión, MORENA, la nueva socialdemocracia, contribuye con el poder de los monopolios a la desmovilización de los trabajadores de la educación, buscando atenuar la intensidad del conflicto; evidentemente a favor del restablecimiento del orden, por ejemplo proponiendo acciones, no ahora, con la urgencia que se necesitan, sino fechándolas cuando el ciclo escolar habrá concluido ya; o intentando sembrar la ilusión de que los problemas se resolverán en la sucesión presidencial del 2018; de manera concreta quien puede negar que han desmovilizado a los trabajadores de la educación e Oaxaca, en un momento crítico como éste, con motivo de las elecciones del primer domingo de Junio.

Así represión y desmovilización hacen parte del ataque del poder de los monopolios contra los trabajadores. Llamamos a que los trabajadores mantengan independencia total con relación a los cantos de sirena de la nueva socialdemocracia y su mesías.

En auxilio de la política desmovilizadora acuden hoy todos aquellos que, sin un análisis serio, califican de fascista al gobierno de Peña Nieto, cómo ayer al de Calderón, para justificar así una línea de alianzas interclasista en favor de la nueva socialdemocracia.

En el desarrollo contemporáneo de la lucha de clases, en México se simplificó el conflicto social, pues hoy frente a frente se colocan la burguesía y el proletariado, el poder de los monopolios contra la clase obrera, y uno de sus sectores más combativos que son los trabajadores de la educación. Dos clases se enfrentan en la disputa por un futuro de desesperanza, incertidumbre, sobreexplotación, o uno de emancipación, libertad, bienestar, donde cese la explotación del hombre por el hombre.

En el accionar presente y futuro, una de las cuestiones a resolver será la unidad de los trabajadores de la educación en una formación sindical que supere lo que hoy ya no resulta eficiente, entre ello un modelo organizativo ajustado al propio proceso de federalización que vino imponiendo la privatización de la educación; hoy diversas tácticas regionales se convierten en una camisa de fuerza: una sola organización sindical de los trabajadores de la educación, una sola dirección central, una línea de unidad de este sector de la clase obrera con el conjunto de ella.

Tenemos que ser capaces de reconocer nuestros propios errores, y así colocarnos en una posición cualitativa superior que permita estar preparados para las luchas por venir.

El Partido Comunista de México estará en las líneas de lucha aportando con sus cuadros y militantes, como lo hicimos en estos días en Oaxaca, hace no mucho, codo a codo con los compañeros de la CETEG y el MPG, antes con el Movimiento Magisterial de Bases en Morelos. Como lo hicimos históricamente al fundar los primeros sindicatos magisteriales en México y al dirigir las luchas en los años 50 y 60.

Llamamos a los trabajadores a luchar por derrocar éste sistema que nos explota, nos reprime, nos encarcela y nos asesina.

Como partido de la clase obrera sabremos cumplir con nuestro deber.

¡Proletarios de todos los países, uníos!

El Buró Político del Comité Central