La clase obrera de Francia, de México y el Mundo: una misma lucha, contra el capitalismo.
En Francia se desarrolla una abierta lucha de la clase obrera en contra de la reforma laboral, conocida como Ley El Khomri, consistente en medidas para desvalorizar el trabajo, tales como la ampliación de la jornada laboral, más allá de las 35 horas conquistadas, el despido si la tasa de ganancia de la patronal se ve disminuida, la reducción de las indemnizaciones, así como menor valor en la paga de las horas extras. Éstas y otras medidas hacen parte de un común denominador en todas las reformas laborales aplicadas en varios países – entre ellos México- en el marco de la crisis capitalista de sobreproducción y sobreacumulación.
La ecuación que se aplica es simple: los costos de la crisis deben ser cargados en las espaldas del proletariado de todos los países, con el propósito de que los monopolios preserven sus ganancias, y las aumenten. Para ello es preciso liquidar lo conquistado por el movimiento obrero y sindical en más de un siglo de luchas, relativo a la jornada máxima, contratos colectivos, jubilaciones, pensiones, fondos de vivienda, salud, derechos sociales, organización sindical, e inclusive el derecho de huelga. Las conquistas del movimiento obrero avanzaron rápidamente por el temor de la burguesía de que el ejemplo de la Gran Revolución Socialista de Octubre y la construcción socialista inspirara a los trabajadores del mundo a derrocar el modo de producción capitalista.
La pretensión de las reformas laborales es la de llevar a los trabajadores del Mundo a la condición de esclavos en pleno siglo XXI. Lo mismo en México que en Francia, lo mismo en España que en Portugal, en Grecia o en Brasil. El tan publicitado Primer Mundo, las “bondades” de la Unión Europea quedan evidenciadas como mentiras, una vez que los proletarios que ahí viven y trabajan son uniformados en sus condiciones de pobreza, sobreexplotación, precariedad con los de América Latina, con los migrantes que en uno u otro Continente buscan mejores condiciones de vida y sólo encuentran la muerte. Tan explotado es un obrero en Francia, como uno de México, por monopolios, que sin importar su nacionalidad basan su ganancia en la explotación del trabajo asalariado.
La socialdemocracia y la nueva socialdemocracia son instrumentos con los que el capital busca aplicar estas salvajes medidas antiobreras evitando respuestas clasistas, buscando la desmovilización; se hizo una operación ideológica y mediática para presentar a Tsipras de Syriza y a Hollande del PS, como amigos del pueblo, cómo representantes de la izquierda, pero ya han mostrado su verdadero rostro. Los trabajadores, en cualquier país no deben confiar en políticas que son ajenas a sus intereses, y el único camino para los trabajadores es luchar por el poder obrero.
El desempleo, el hambre, los accidentes de trabajo, la incertidumbre de los trabajadores y sus familias van a acentuarse. No hay porvenir para los trabajadores en el capitalismo, y es necesario romper las cadenas, para con la emancipación conquistar una vida mejor: tenemos un Mundo que ganar.
La clase obrera de Francia está demostrando cual es el camino para la confrontación con los monopolios: insubordinarse, rebelarse. Sacar el conflicto de los escenarios en que el capital busca arrinconarlos –el Parlamento, las instituciones, donde todo está regulado a favor de las clases dominantes- y llevarlo a la calle, a la protesta, a la barricada, a la paralización de los centros de trabajo, de la producción, a las huelgas sectoriales y a la huelga general. Ese es el ejemplo que están dando a sus hermanos de clase en todo los países, los trabajadores de Francia y de Grecia.
Saludamos las combativas y militantes acciones de los proletarios franceses, la paralización de los transportes ferroviarios, carreteros y aéreos, de las centrales nucleares, de las petroquímicas, de la generación de electricidad, de la industria y los servicios. Ahí está nuestra fuerza como trabajadores.
El proletariado francés cuenta con la solidaridad internacionalista de los comunistas de México.
¡Proletarios de todos los países, uníos!
¡Viva la clase obrera de Francia!
El Comité Central del Partido Comunista de México