¿FASCISMO O DEMOCRACIA BURGUESA EN DESCOMPOSICIÓN?

Alejandro Aguilar García.

El adjetivo “fascista” hoy en día se desprende de percepciones a partir de la actual violencia que ha ejercido el estado mexicano, o con su complicidad, contra las organizaciones o expresiones contestatarias, acciones como la represión sistematizada, la criminalización de la protesta social, las prácticas contra-insurgentes y, la utilización del terrorismo de estado por parte del gobierno no ha sido exclusivo de estados fascistas sino también de las denominadas democracias formales que han tenido como objetivo la intimidación o eliminación de grupos adversos u opositores. Estas percepciones de adjudicar al actual estado mexicano una naturaleza “fascista” devienen de la demanda y el reclamo de una mejor funcionalidad de la democracia pero dentro de los marcos y lógicas del aparato capitalista. La necesidad de abordar este fenómeno/concepto no se reduce a un ejercicio meramente académico sino por las implicaciones prácticas de los movimientos sociales y la lucha de clases en Mexico.

El fascismo como estado. Uno de los aspectos que saltan del fascismo ha sido una economía estatizada casi en su totalidad, centralizada que determina la producción y distribución, regularmente representado el estado en un Partido Único. El fascismo es una abierta dictadura terrorista de los elementos más reaccionarios, más chovinistas y más imperialistas del capital financiero. (Togliatti 1977). La crisis de la democracia burguesa en México puede desembocar en un sistema fascista por algunas de las características que guarda, pero también puede resultar de una hibridación entre un gobierno populista, conciliador y asistencial´, con el reforzamiento del capital monopolista independientemente si su origen es mexicano o extranjero. El fascismo es una variante del estado burgués, del estado capitalista, que se desarrolla porque las contradicciones internas y la misma dinámica de la lucha de clases han orillado a las instituciones a caer en crisis a tal circunstancia que la burguesía está forzada a liquidar las formas de democracia, regularmente eliminando el parlamentarismo.

El fascismo como ideología y movimiento de masas. Quien realmente está determinando las politicas económicas en Mexico son los monopolios y no la figura patética del ejecutivo, en tanto el estado ha sido tan sólo una entidad facilitadora de las demandas de las transnacionales y un espacio dónde aun las diferentes expresiones burguesas y pequeñoburguesas negocian sus distintos intereses y fines; al final, las reformas estructurales son la expresión más palpable de la dictadura de los monopolios en Mexico. En tanto el fascismo se presenta como un movimiento de masas “heterogénea” que se concatena a los fines últimos del estado, esto se contrapone a que dentro de la actual clase política mexicana pretende con una demagogia moralista “restablecer” la democracia, combatir la corrupción, re oxigenar las instituciones, etc., en la vieja tradición del liberalismo burgués. Aún cuando han existido movimientos reaccionarios disfrazados por “movimientos por la paz” lo cierto es que no tomó tanta relevancia como movimiento de masas para establecer el fascismo en Mexico.

Fascismo e imperialismo monopolista. Togliatti señalaba que no se puede saber qué es el fascismo si no se conoce el imperialismo, aun más hoy bajo su fase monopolista, el autor italiano señalaba que el imperialismo se caracteriza por:

1. La concentración de la producción y del capital, la formación de los monopolios con función decisiva en la vida económica.

2. La fusión del capital bancario con el capital industrial y la formación, sobre la base del capital financiero, de una oligarquía financiera.

3. Gran importancia adquirida por la exportación de capitales.

4. El surgimiento de asociaciones monopolísticas internacionales de capitalistas.

5. Y, por último, la repartición, entre las grandes potencias capitalistas, de la tierra, que puede considerarse como terminada.

Cuando hablamos de imperialismo monopolista hablamos de un fenómeno supranacional complejo, de concentración de capital pero también de desconcentración, es decir, ha devenido también en formas de deslocalización de la producción de bienes y servicios, en tanto sabemos que los monopolios no tienen nacionalidad. El caso mexicano es un conflicto de intereses inter burgueses, entre quienes desean impulsar una economía “nacional” y otra bajo la lógica del mercado. La socialdemocracia se ha expresado en los partidos que hoy se autodenominan de “izquierda” (PRD, MORENA, PT, MC) que independientemente de su participación en el congreso solo han figurado como mera oposición, y nada más, a los partidos de proyecto neoliberal (PAN-PRI-PV),

Corporativismo correa de transmisión del fascismo. El corporativismo en el fascismo se da como síntesis de colaboracionismo entre la clase trabajadora y la patronal. El corporativismo ha existido desde la consolidación del PRI que le ha servido como herramienta de control contra trabajadores, no así, dicho corporativismo se ha ido ajustando a los nuevos métodos de control hacia la clase trabajadora incluso ha sido desplazado por el sindicalismo blanco y los mecanismos jurídicos de los Contratos Colectivos de Protección Patronal que han tenido mayor relevancia como se cree, porque los mismos sindicatos charros han entrado a la lógica del profesionalismo contractual.

El Fascismo es otro instrumento de poder de la clase dominante junto con su clase política, lo que vemos pasar ante nuestros ojos es el debilitamiento de las estructuras de poder, la crisis económica, y la cada vez mas decadente democracia, sin embargo, es tan sólo la punta del iceberg de las mismas exigencias del poder del capital monopolista, tanto puede crear crisis política, económica y social como puede recrear soluciones de regeneración del capitalismo. Lo que está en crisis no es sólo la forma de gobierno que reviste el actual Estado mexicano, sino toda la estructura, ¡fue el estado!, por tanto la amenaza del fascismo en Mexico no es nada alejado, pero tampoco la amenaza del social-oportunismo que ve en la renuncia de Enrique Peña Nieto tan sólo otra mezquina maniobra electoral.

Lucha, lucha, no dejes de luchar, por un estado obrero, socialista y popular.