La Convención Nacional Popular un espacio de unidad y lucha contra el poder de los monopolios

Compañeras y compañeros familiares de los estudiantes desaparecidos:

Compañeras y compañeros estudiantes de la normal de Ayotzinapa:

Compañeras y compañeros de la CETEG y de las organizaciones populares de Guerrero:

Compañeras y compañeros de las organizaciones clasistas y populares que convergen en esta Convención Nacional Popular:

Vamos a entrar al quinto mes de la desaparición de nuestros compañeros normalistas en Iguala y está más que demostrada la responsabilidad del Estado burgués mexicano, sus cuerpos represivos, legales y paralegales. Las mentiras del Procurador acentúan la crisis del conjunto de las instituciones de la democracia burguesa, crisis de mando y credibilidad, y solo encuentran en el ejercicio de la represión una salida. Hoy tenemos por verdad histórica al terrorismo de Estado con una larga cadena de crímenes contra el pueblo. Por ello lo primero que queremos dejar asentado es el deber ineludible de todas las organizaciones de redoblar nuestra actividad para lograr justicia para los asesinados y desaparecidos de Iguala. Eso implica que debemos trasladar esta demanda al escenario internacional ante todas las instancias, pero sobre todo con los pueblos y organizaciones políticas, sindicales, estudiantiles, populares y sociales, tanto de otros países, como las internacionales, por ejemplo, la Federación Sindical Mundial, la Federación Mundial de la Juventud Democrática, el Consejo Mundial de la Paz. También es necesaria una línea muy clara a gobiernos que cuando menos han expresado su condena a la represión en Ayotzinapa, como el venezolano, el boliviano, etc. Nosotros consideramos que aún hace falta esforzarnos para que esta demanda tenga mayor resonancia internacional.

Simultáneamente debemos hacer todos los esfuerzos para recuperar el nivel de agitación y movilización que hasta la primera semana de diciembre mantuvimos, pues la solidaridad está ahí latente de parte de la inmensa mayoría del pueblo trabajador, y estamos ciertos que un llamado unitario de la Convención Nacional Popular abonará fuertemente en esa dirección. Tengamos claro que paso que no demos en contra del Estado burgués mexicano él lo dará en contra de nuestro movimiento; cualquier vacilación, dilación, inmovilización o desmovilización en nuestro campo será aprovechada por Peña Nieto y el poder de los monopolios para golpearnos, puesto que tiene la decisión de sofocarnos y dar fin a este movimiento que potencialmente puede poner fin a su gobierno. Hoy sin embargo para elevar la lucha e integrar a fuerzas nuevas debemos conectar la demanda de justicia para los normalistas con lo que es la base de la injusticia contra la clase obrera y el conjunto del pueblo: el sistema capitalista y el Estado que salvaguarda sus intereses. El carácter anticapitalista de éste movimiento es una definición necesaria e irrenunciable; la lucha por justicia para Ayotzinapa, Acteal, Aguasblancas, para los mártires del 68, 71, para los desaparecidos de la guerra sucia está estrechamente vinculada a la lucha contra la explotación a la clase obrera, contra la agresión del capital contra los trabajadores del campo y la ciudad. El capitalismo en general, y en concreto en México, es el ejercicio de la violencia contra el pueblo trabajador para asegurar la ganancia y rentabilidad de los monopolios. Es decir esta lucha por justicia es indisoluble de la lucha por derrocar al capitalismo y el poder de los monopolios, es una lucha política y por ello debe contar con un Programa.

Es verdad que hay lecturas diferentes sobre el país en que vivimos, su grado de desarrollo, las tareas inmediatas, la táctica, la estrategia, y ello viene impidiendo por décadas un programa unitario de lucha de la clase obrera y del pueblo. También es verdad que éste programa no va a surgir de la noche a la mañana y que cuando menos nosotros no promovemos la unidad a toda costa; proponemos si, elementos básicos que debe contener un programa clasista, popular, radical, de lucha. Queremos señalar de antemano que erraríamos si solo buscáramos modificar la gestión que hoy aplica el capitalismo, es decir que debemos ir contra este modo de producción, independientemente de la gestión; ya la experiencia nos dice que en los últimos veinte años en México y el mundo varios esfuerzos políticos y sociales se han orientado contra la gestión neoliberal, pero que ello no significa que estén contra el capitalismo y que en varios casos ejerciendo el gobierno el curso antineoliberal se transforma en gestión keynesiana del capitalismo, prosigue la explotación y la agonía del pueblo se prolonga con la miseria, el desempleo, la pauperización. El programa debe ser entonces de ruptura con definidas características anticapitalistas, antimonopolistas, antimperialistas. En lo inmediato una plataforma de lucha debe levantar las siguientes demandas:

-Justicia para Ayotzinapa

-Derrocamiento de Peña Nieto y del poder de los monopolios

-Disolución del Poder Ejecutivo, del Poder Legislativo bicameral, del Poder Judicial

-Disolución del Ejército Mexicano, de la Gendarmería, de la Policía Federal, y de todos los cuerpos represivos, tanto legales como extralegales.

-Disolución de los partidos con registro electoral y confiscación de sus bienes.

-Disolución de las organizaciones patronales y diversas formas asociativas de la burguesía.

-Disolución de los grandes monopolios de la comunicación y garantías inmediatas para el ejercicio de la libertad de prensa, con apego a la verdad.

-Expropiación de los monopolios y medios de producción concentrados y su inmediata socialización, así como control obrero y popular sobre la economía para beneficio de los trabajadores y del pueblo.

-Instalación de poder obrero y popular. Elección democrática de sus integrantes, revocación de mandatos

-Cancelación de todos los acuerdos imperialistas, cancelación de la deuda externa.

Es sobre esa base que pensamos que podemos agruparnos; nosotros luchamos por el socialismo-comunismo, pero no llamamos a nadie ahora a agruparse bajo nuestro programa, sino sobre medidas urgentes frente a nuestros enemigos de clase.

También suscribimos la idea expresada por los familiares de los desparecidos, por el magisterio y por los normalistas de Ayotzinapa de dirigirnos contra uno de los soportes fundamentales de la dominación de los monopolios: las elecciones. Las elecciones son la fuente que sustenta y da legalidad a todos los crímenes e injusticias, las que dan estado de derecho al terrorismo de Estado, las que le dan una fachada democrática a esta dictadura de clase de la burguesía. Es correcto en consecuencia que centremos una intensa actividad en cuestionar a la fuente de la reproducción de la hegemonía burguesa. Los comunistas respaldaremos consecuentemente esta táctica

Queremos detenernos brevemente en el asunto de la propuesta organizativa. Es claro que no podemos confiarnos en la espontaneidad, y que debemos procurar incluir a todas las fuerzas nuevas que han brotado cuestionando al Estado por el genocidio de Iguala, evitando su dispersión. No puede ser una forma superior de organización en un principio, sino una coordinadora que pueda evolucionar a un frente político y social, paso a paso, pero sin detenernos, haciendo camino al andar. Alertamos sobre el riesgo de la simulación y de membretes, un grave defecto que el movimiento debe superar con crítica y autocrítica. Debe ser una coordinadora amplia en tanto que cualquier forma organizativa pueda hacer parte, pero que se agrupe en torno a programa y objetivos tácticos. Ese espacio de coordinación debe tener un funcionamiento permanente.

Compañeras y compañeros:

Por últimos queremos presentar una reflexión política sobre este nuevo periodo en la lucha de clases. Que nadie dude que Peña Nieto, y su Gabinete, está contra las cuerdas, aún a pesar del gran respiro que le entregamos con la tregua de Diciembre y que aprovechó muy bien el Estado para reorganizar su aparato represivo. Tienen una fuerte fractura en las alturas, y muchas decisiones las están tomando ya desde los mandos del Ejército, por encima de su comandante supremo. Hay una gran crisis de dominación, como nunca en el último medio siglo, y estamos frente al reto histórico de buscar un desenlace a favor de los oprimidos; tambalea el Estado, está en crisis, en primer lugar por la crisis económica de sobreproducción y sobreacumulación del capitalismo en todo el mundo que descarrilan sus proyectos para mover a México; hay crisis política, porque una cosa es que aprueben en las instancias legislativas las reformas estructurales y otra que su aplicación contenga el conflicto de clase, el que se agudiza; y está en crisis porque ya no puede seguir ejerciendo la dominación, teniendo una fuerte contradicción interburguesa.

Sin embargo en el movimiento clasista y popular también nos encontramos en crisis pues no terminamos de nacer como una alternativa con un objetivo, por lo que esta Convención Nacional Popular puede dar un paso concreto de gran importancia al darnos un programa y una forma organizativa.

Necesario es vencer, y venceremos!

¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!

¡Abajo Peña Nieto y el poder de los monopolios!

¡Proletarios de todos los países, uníos!

El Comité Central del Partido Comunista de México