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Frente a la infamia Presidencial, reforzar la lucha por justicia para Ayotzinapa

Están por cumplirse el próximo 26 de Septiembre, 10 años del crimen de Estado en Ayotzinapa, que coinciden con el fin del Sexenio del Presidente Andrés Manuel López Obrador el 1 de Octubre, mismo día de la toma de protesta de Claudia Sheinbaum como Presidenta. Obrador y MORENA se montaron sobre la ola de indignación que recorrió el país en el otoño del 2014 para presentarse como la única alternativa al PRI en las elecciones del 2018 colocando la cuestión de Ayotzinapa como uno de sus puntos principales.

Pero una vez en el Gobierno fue quedando claro que adoptaban el camino contrario, pues se fortalecieron los mecanismos represivos, se militarizó el país, y se amplió irresponsablemente la presencia militar en la vida pública, desdeñando las lecciones de la historia, de asonadas y golpismo. En todo momento Obrador expresó su vocación militarista, así como adhesión a la reaccionaria posición de equiparar a víctimas y victimarios. Para Obrador el Ejército no es el responsable de crímenes de Estado sino una entidad calumniada por la DEA. Ese curso inició precisamente el Primero de Diciembre del 2018, cuando al serle colocada la banda presidencial expresó que son el “pueblo bueno uniformado”, y se dedicó con entusiasmo a eximirlo, sin importar que para ello recurriera a la descalificación de los normalistas, zapatistas, comunidades indígenas, estudiantes, madres buscadoras, familiares de desaparecidos, campesinos, y en general a toda expresión independiente.

El Presidente de la República optó por el vituperio y la denostación contra quienes reclaman justicia, y con fundamentada razón los familiares de los estudiantes desaparecidos han decidido no volver a reunirse con él. Un paciente veredicto que asocia a Obrador con Peña Nieto como cofrades del crimen de Estado.

Sobre el Reporte Presidencial sobre el caso Ayotzinapa.

En esa dirección fue publicitado hace algunas semanas el Reporte del Presidente López Obrador dirigido a las madres y padres de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, desaparecidos por el Estado hace casi 10 años. En este documento es inexistente todo indicio de verdad, de justicia, para los jóvenes normalistas y sus familias. Queda de manifiesto que sus propósitos son otros: exonerar y lavarle la cara Ejército, culpar a anteriores administraciones del Estado burgués y con ello evadir la promesa de campaña electoral de dar verdad y justicia al caso.

En el Reporte se establece una nueva versión de la llamada “verdad histórica”: que el crimen es atribuible a autoridades de carácter municipal y estatal, y un ferviente esfuerzo por desligar a las Fuerzas Armadas de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa, por ende, el Estado burgués  ha sido exonerado por la pluma presidencial.

La defensa obradorista del Ejército Mexicano apuntala la posición de anteriores Jefes de Estado de proteger a ultranza al brazo represor, en oposición a las fuerzas populares, movimientos sociales y políticos, y organizaciones revolucionarias que han luchado por la transformación y que han sido victimas de espionaje, tortura, detención, desaparición y asesinatos. El Estado y su brazo ejecutor, las Fuerzas Armadas no pueden evadir su responsabilidad ni borrar décadas de infames servicios a los capitalistas y monopolios por conducto de la demagogia política de Obrador. Éste no solo tiene, en esto, el propósito de maquillar al Estado, sino también el de disfrazar de honorables a los altos mandos del ejército –entre ellos el corrupto General Cienfuegos-, hoy exitosos empresarios aliados.

El Reporte también tiene como objetivos, en un nuevo alarde de cinismo presidencial, tomar como pretexto el crimen de Ayotzinapa para hacer politiquería; golpear a sus enemigos políticos de la “oposición” burguesa; calumniar a los familiares de los normalistas desaparecidos y sus aliados de las organizaciones independientes; así como insistir en iniciativas como la Reforma Judicial.

No es la primera ocasión, ni será la última, en que un Presidente en México invoque como enemigo una conjura o intervención extranjera, o apele a una supuesta defensa de la soberanía e independencias nacionales, por ejemplo el usurpador Victoriano Huerta y el asesino Díaz Ordaz. Este tipo de argucias fueron precisamente las que caracterizaron al PRI durante las décadas en que se imponía estabilidad social para el buen curso del desarrollo del capitalismo en el país. Resulta imprescindible asentar la capitulación de la izquierda que se cobijó en el obradorismo ilusamente para propiciar transformaciones y que hoy defiende la militarización y ataca la causa de Ayotzinapa, repitiendo el triste rol del lombardismo que apoyó incondicionalmente al Presidente Díaz Ordaz contra el movimiento estudiantil de 1968, esgrimiendo incluso el argumento de que el Ejército era objeto de una conspiración de la CIA para desprestigiarlo.

López Obrador está por concluir su mandato y ahora trabaja para cumplir una transición de “noble político al servicio del pueblo” a intelectual e historiador nacional. Su pluma presidencial no tendrá la suficiente potencia para difuminar los estragos de sus éxitos en la peor causa de todas: el servicio a la burguesía.

Este Reporte es el miserable epitafio del gobierno de Obrador. Representa su compromiso por alcanzar la mayor cuota de impunidad para los pilares del sistema capitalista, para sus principales fuerzas. Es sinónimo de la bancarrota y la estafa que, en realidad, caracteriza de principio a fin al sexenio AMLO y el nuevo partido de Estado: MORENA.

Frente a ese Reporte rezumante de inverdad, complicidad y pactos de impunidad con las criminales fuerzas represivas se levanta la respuesta de los padres y madres de familia de los estudiantes desaparecidos que han sentenciado en una carta de respuesta: “A Ud. Le decimos la historia lo juzgará y se encargará de poner a cada quien en el lugar que se merece, no olvide que la verdad SIEMPRE es implacable”.

Ninguna confianza o esperanza en el último aliento del gobierno de López Obrador. Ninguna confianza o esperanza en el futuro gobierno de Claudia Sheinbaum. Frente a la clase obrera y los sectores populares, aparece como alternativa y prioridad la lucha anticapitalista, pues la justicia y la verdad sólo puede provenir de los oprimidos ajusticiando a los opresores, por los profundos cambios radicales.

Llamamos a fortalecer las jornadas de lucha planteadas por los padres y madres de familia de los desaparecidos, por los estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, y por la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México, que tendrán su epicentro los días 26 de Septiembre y 1 y 2 de Octubre.

¡Proletarios de todos los países, uníos!

 

El Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de México