Varios partidos hermanos se han dirigido a nosotros para consultarnos acerca de las posiciones que circula el "Partido Popular Socialista de México" y la posibilidad de la conformación en México, en los días siguientes, de una federación de “partidos”, denominada “Unidad Comunista”.
Con relación a esa información, en primer lugar señalar que el Partido Comunista de México no tiene nada que ver con ello.
En el documento del “Partido Popular Socialista de México”, que explica la constitución de esta federación se postulan enunciados y afirmaciones con las que no estamos de acuerdo, incluso hemos combatido reiteradamente.
Los hechos prueban que el proceso llamado “Cuarta Transformación” no tiene absolutamente nada que ver con la lucha antiimperialista. Basta enunciar dos asuntos. El primero es la ratificación por parte del gobierno de López Obrador del T-MEC (USMCA) el 1 de Julio del año pasado en conjunto con la administración de Trump, y ratificado en la reciente conversación bilateral, con el nuevo Presidente de los EEUU, Biden. El T-MEC es la continuación, con cláusulas más agresivas, del TLCAN (NAFTA) que estuvo vigente desde 1994. El T-MEC es un acuerdo interestatal de carácter imperialista beneficioso para los monopolios de la América del Norte y lesivo a los intereses de la clase obrera de Canadá, México y los EEUU. El segundo es la política antiinmigrante del Gobierno de López Obrador, la más lesiva de los últimos años para los trabajadores de América Central y el Caribe que se desplazan por el territorio de México en búsqueda de trabajo en los EEUU. Las fuerzas represivas mexicanas se han volcado como barrera de contención migratoria, y no es ninguna exageración que es una extensión de las US Border Patrol.
Se sugiere en el documento del "Partido Popular Socialista de México" que el de Obrador es un gobierno popular, sin embargo la naturaleza de sus políticas y resultados de estos dos años lo definen como un gobierno antiobrero y antipopular:
-Con la entrega de prebendas a los monopolios, la protección de sus ganancias, y la transferencia de recursos públicos en su favor. Por ejemplo la creación de un programa de empleo que entrega la fuerza de trabajo de tres millones de jóvenes, cuyos salarios son pagados con recursos estatales, como mano de obra gratuita para los grandes monopolios que operan en México.
-Con una política de ajuste, denominada “austeridad”, que ha significado el despido de miles de trabajadores del sector público, y que ahora se dirige contra los trabajadores de la educación.
-Con una política de recorte de derechos laborales, por ejemplo recorte de subsidios que llevó al cierre de guarderías afectando a cientos de miles de niños, pero sobre todo a la clase obrera y particularmente a la mujer trabajadora.
-Con una política de militarización del país, con un abierto protagonismo del Ejército mexicano en la vida pública y económica, a los que también se entregó el control de puertos y aeropuertos. El Ejército mexicano verdugo del pueblo mexicano, responsable de varios crímenes de Estado, y a los que hoy Obrador legitima, y presenta como garantes de la estabilidad y el progreso.
-Con la creación de la Guardia Nacional, una fuerza represiva, basada en el Ejército, con protocolos aprobados claramente contra la movilización obrera y popular.
-Con una política para llevar a la extinción a las organizaciones sindicales y campesinas, al desconocer su representatividad y espacios, imponiendo la relación entre Estado e individuos, rechazando cualquier forma de expresión social independiente.
-Al continuar con los compromisos con el BM, FMI, pago de la deuda externa.
-Al desarrollar una gestión en la pandemia del Covid-19 desastrosa, dando la espalda a los trabajadores y sectores populares.
Basten esos ejemplos para decir que esta fuera de la realidad cualquier intento de lavarle la cara a un gobierno como el de López Obrador que es un fiel gestor de los intereses de la clase dominante.
No dejamos fuera del análisis el error de estrategia que significa seccionar la lucha contra el capitalismo con la llamada “alianza antineoliberal”, que lleva precisamente a maquillar otras gestiones del capitalismo, que es el responsable de la explotación, la injusticia y la infelicidad del proletariado y los sectores populares. Pero por si fuera poco, y hay todos los elementos para afirmarlo, que incluso con relación a la gestión neoliberal del capitalismo no ha dado un solo paso atrás, pues ninguna privatización fue revertida, ni tampoco se revirtieron las reformas lesivas al reparto agrario y a la separación Estado-Iglesia, pese a que MORENA, el partido de Obrador cuenta con mayoría parlamentaria en ambas cámaras de la actual legislatura.
Ahora bien, sin entrar al cuestionamiento de la existencia real de los anunciados componentes de la “Unidad Comunista”, lo que confirman es el balance efectuado por el IV Congreso del Partido Comunista de México en 2010-2011 acerca de la bancarrota total de lo que se considera “izquierda” en México, al navegar en el curso de la lucha de clases como rémora de las disputas interburguesas, sin brújula ni derrotero, arropados solamente con una hueca fraseología de buenas intenciones para el futuro. La liquidación del primer Partido Comunista Mexicano en 1981, precisamente por uno de los grupos que convocan, provocó una diáspora, acentuada con la crisis de la contrarrevolución en la URSS y otros países que construían el socialismo, que llevó al florecimiento de distintos grupos que fueron renunciando a cualquier característica revolucionaria, por lo que consideran natural legitimar la dictadura de clase de la burguesía, como pretenden al crear ahora una organización “unida” funcional al actual proyecto capitalista del gobierno en turno. Por otra parte no desdeñamos el hecho de que desde el gobierno, antiguos excomunistas hoy como altos funcionarios del gobierno, buscan la creación de un grupo “comunista” que sirva para despertar ilusiones sobre el gobierno de Obrador, y que, por tanto, funja como marioneta de la socialdemocracia.
Ese espectro agonizante de la “izquierda”, donde la corriente oportunista eurocomunista y la corriente oportunista del lombardismo, forman filas, es ajeno totalmente al interés y opción clasista del proletariado mexicano que hoy como nunca requiere de su partido marxista-leninista, autónomo y que practique la independencia de clase, es decir, se requiere del Partido Comunista de México, que se orienta programáticamente en la tarea de la Revolución Socialista, luchando por el derrocamiento del capitalismo, cualquiera que sea la gestión gubernamental que de él se haga.
La “Unidad Comunista” no será sino una reedición más del oportunismo, que será confrontada por el Partido Comunista.
¡Proletarios de todos los países, uníos!
El Comité Central del Partido Comunista de México