Sobre la “Nueva Normalidad”
El Partido Comunista de México advierte a la clase obrera de los graves peligros que conlleva el anuncio de la “nueva normalidad” por parte del gobierno federal, ya que significa el sacrificio de la vida y salud de la clase obrera a fin de mantener y asegurar la ganancia capitalista de los monopolios, a fin de garantizar la salud de la sociedad burguesa en sus intereses fundamentales y en cuanto a la reactivación de la economía.
Al igual que en distintos países de Europa y en Estados Unidos, los llamados de la burguesía exigiendo reactivar la economía, responden simple y sencillamente a la necesidad de los monopolios de estimular la valorización de su capital; de que sus obreros vuelvan a trabajar para aumentar sus riquezas. Intentan justificar esta nueva apertura apelando demagógicamente a la existencia de millones de trabajadores autónomos y pequeños propietarios, para quienes la respuesta fundamental de los gobiernos ha sido la prohibición de sus actividades, la represión, la coerción y el confinamiento forzado sin ningún tipo de ingreso. La hipocresía de las autoridades se revela al revisar la lista de industrias “esenciales” a las que va dirigida la “nueva normalidad”: producción de automóviles y autopartes; producción de cerveza; construcción; minería; e industria maquiladora de exportación asociada a la implementación del T-MEC o integrada a las cadenas productivas monopólicas de los tres países firmantes. Si el gobierno no pudo, y sobre todo no quiso, evitar que miles de empresas denominadas no esenciales continúen operaciones hasta la fecha; si no pudo, y tampoco quiso, evitar el despido de más de medio millón de personas; mucho menos podrá asegurar los protocolos de salud y seguridad e higiene que tan pomposamente promete a través del Instituto Mexicano del Seguro Social o la Secretaría del Trabajo.
La “nueva normalidad” significa –más allá de los discursos diseñados desde las instituciones de Estado en general y en particular de los funcionarios de la salud pública (Gatell, Alcocer, Robledo, etc.) para explicarla a conveniencia de la imposición de los monopolios y el gobierno de la Cuarta Transformación– liberar del fardo “insensato” de la cuarentena a los grandes propietarios privados; emprender a marchas forzadas un nuevo ciclo de acumulación capitalista; y cubrir con el manto del bienestar social a la voracidad empresarial.
La “nueva normalidad” es el gesto afirmativo a las exigencias de las Cámaras Empresariales. Es una mayor condescendencia a sus acciones contra los trabajadores. Es la sustitución, en tiempos de epidemia de sobreproducción de mercancías, de la ley constitucional y la Ley Federal del Trabajo por la confianza absoluta en la responsabilidad y humanidad de la burguesía, por la “ley” obradorista del nada por la fuerza, todo por el convencimiento.
La “nueva normalidad” impera desde el inicio de la pandemia y lo que ocurrirá el 1º de junio será su presentación formal en sociedad: mayores atropellos y precariedad para los obreros y trabajadores; recortes salariales, imposición del salario mínimo y destrucción de antiguas condiciones de trabajo; despidos en cantidades industriales para imponer criterios aún más leoninos; aplastamiento de los sectores populares y continuidad de las políticas públicas en su contra durante los meses previos de pandemia con el fin de beneficiar a los monopolios.
La “nueva normalidad” y sus lemas a favor de una nueva convivencia o del compromiso para sacar adelante a México con el esfuerzo de todos, ricos y pobres, es la nueva versión de los llamados a la Unidad Nacional. En esa unidad, pese a sus controversias de poca monta, la 4T está acompañada por su “oposición”: PAN, PRI, PRD, etc. El Partido Comunista de México llama a los obreros y trabajadores a rechazar esa unidad, que le depara mayores dificultades y pauperización.
Por otro lado, afirmamos que pese a las celebraciones sin fundamento del Presidente por domar a la pandemia, los estragos del covid-19 en nuestro país están lejos de haber sido controlados y mucho menos de terminar. Con 90,664 casos confirmados y 9,930 fallecidos por coronavirus hasta el domingo 31 de mayo del presente, la situación futura para nuestra clase es incierta. Tan sólo en la última semana cada día se confirmaron más de 3 mil contagios y más de 400 fallecimientos. Hemos llegado al punto en la que cualquier trabajador tiene algún amigo, familiar o vecino hospitalizado o peor aún muerto por el virus. Ni los hechos ni los datos pueden ocultarse, por más esfuerzos que haga el Subsecretario de salud para justificar la “nueva normalidad”.
El lunes 1 de junio lamentablemente estaremos rebasando los 10,000 fallecidos, responsabilidad de un sistema al que el derecho a la salud poco importa. Resultado de la desafortunada conducción en la crisis sanitaria del Gobierno Federal, los gobiernos estatales y municipales. Aunque López Gatell afirma que de no haber seguido “su política sanitaria” los números hubieran sido aún más graves, todo indica que esto último es imposible de fundamentar y sirve para esconder la responsabilidad de los gestores políticos contemporáneos de la sociedad burguesa. Por nuestra parte enviamos toda nuestra solidaridad con los familiares de las personas fallecidas, nuestro exhorto a unificarse y luchar, dado que la población más afectada es la de los trabajadores y sus familias. Para los monopolios y para el gobierno la “nueva normalidad” es simplemente la normalidad de este sistema: los muertos los pone la clase obrera, las ganancias las embolsan los capitalistas.
En este contexto se mueve toda la maquinaria del Estado para desmovilizar y neutralizar cualquier manifestación de insumisión por parte de la clase obrera y los sectores populares que se oponen a la política de la 4T y las arbitrariedades empresariales. Esto incluye una intensa campaña, reiterada por el Presidente con mayor sagacidad y tacto que sus simpatizantes, para incriminar a los trabajadores por la propagación del virus y los fallecimientos relativos por no “portarse bien” o “incumplir” con las reglas de la extinta Jornada Nacional de Sana Distancia.
Se responsabiliza a la pandemia por el covid-19 de la crisis capitalista, pero esta última estaba ya en curso, visible a través de diversos indicadores. En todo caso la misma sólo fue acelerada por la emergencia sanitaria, por lo que la crisis de sobreproducción y concentración de capital es entera responsabilidad del sistema capitalista y las medidas a tomar, entre ellas la denominada “nueva normalidad”, son y serán episodios de nuevas agresiones a la clase obrera.
Además, a la militarización del país, aprobada en días pasados para contener el descontento social, se agrega como mecanismo de control el sindicalismo colaboracionista que por una parte mantiene una postración abyecta ante la patronal y por el otro las mafias sindicales sellan compromisos con las secretarias federales y los gobiernos estatales mientras firman contratos con las empresas responsables de la construcción de los megaproyectos que promueve el presidente López Obrador; lo que significa más control y opresión para los obreros, y suman un enemigo más contra los opositores de estos megaproyectos.
Es de la mayor importancia señalar que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador actúa mezquinamente al aprovechar este momento para reiniciar sus giras propagandísticas y vigilar personalmente el cumplimiento de los planes de despojo contra las comunidades y pueblos del sureste por medio del Tren Maya. Se puede afirmar que para el Estado mexicano y el actual titular del Ejecutivo la prioridad es el capitalismo, y por ello es más que simbólico que la nueva normalidad empieza con la inauguración del Tren Maya; al que nos oponemos y por lo que manifestamos de nuevo nuestra solidaridad activa con los pueblos indígenas y los sectores populares en estas circunstancias.
La situación que se aproxima será de mayor complejidad y severidad contra la clase obrera y los sectores populares. Los trabajadores necesitan adaptarse a las nuevas condiciones, que reclaman su participación sindical y política de clase contra la “nueva normalidad” y los monopolios que la dirigen a través de la 4T. En estos nuevos y ampliados márgenes para la explotación, la clase obrera tiene también la oportunidad de procurarse entre los sectores populares a sus aliados.
La necesidad que tienen los obreros de organizarse en defensa de sus derechos laborales; por su pleno ejercicio sindical y político; y para sacudirse el yugo de los monopolios, el gobierno burgués actual y los sindicatos pro-patronales es de tal magnitud que el Partido Comunista de México se compromete a mayores esfuerzos por fusionarse y comprometerse con sus iniciativas y con sus luchas e impulsar una alternativa de organización clasista y combativa. A los obreros de los sindicatos colaboracionistas o conciliadores, a los obreros no organizados y afectados por la “nueva normalidad” los convocamos a sumarse a la lucha contra los monopolios, el gobierno capitalista de la 4T y a deslindar cada vez más el campo de la lucha de clases en México.
¡Proletarios de todos los países, uníos!
El Buró Político del Comité Central