El PCM frente a las elecciones de 2015.
Omar Cota, Secretario Político del Consejo Central de la FJC
Antes de explicar la postura de nuestro partido frente a las elecciones del 2015, se hace necesario exponer algunas premisas y principios básicos sobre los cuales los partidos comunistas actuamos políticamente en la lucha de clases, con ello deseamos que nuestra postura pueda ser entendida con la mayor claridad posible.
En primer lugar deseamos recordar que los partidos comunistas no estamos atados a una sola táctica para el cumplimiento de nuestro objetivo estratégico: la toma del poder. Para los que no lo saben, las diferencias de los partidos comunistas y los partidos de la burguesía son muchas, aquí mismo salta a la vista una diametral diferencia de cómo unos y otros abordan el papel de sus organismos políticos frente a las elecciones.
La historia del movimiento comunista internacional nos ofrece una gran cantidad de ejemplos que demuestran fehacientemente como los comunistas pueden o no abstenerse de participar en contiendas electorales para acceder a cargos públicos. Tomemos dos casos inmediatos: el Partido Comunista de los Pueblos de España (PCPE) y el Partido Comunista de Grecia (KKE). Ambos partidos participan en las elecciones, lo que les ha permitido obtener algunos espacios públicos, no obstante, en ninguno de los dos casos se ha dejado de señalar que los comunistas no cederán ni un tantito así a la lucha en los centros de trabajo, al interior de los sindicatos y demás expresiones del movimiento popular en sus respectivos países. A diferencia de los partidos alineados a los designios de las reglas del capitalismo, los comunistas con un cargo público no hacen de la política un modus vivendis, sino que destinan la gran parte de su salario al partido comunista que es al que se deben, mientras que su intervención en estrados de los congresos sirve para desenmascarar al sistema en todos sus intentos por encubrir la lucha de clases.
Históricamente los comunistas hemos señalado que la participación en el parlamento burgués no nos ata de manos para poder denunciar desde esa palestra política los actos cometidos por la burguesía. Desde una perspectiva amplia del quehacer político, los comunistas tenemos la tarea de denunciar en todos y cada uno de los espacio donde tenemos presencia señalar con suficiente claridad nuestros objetivos. Esto último contrasta con la postura que adoptan los políticos burgueses de oficio que cotidianamente cuidan no rasgarse las vestiduras al adoptar siempre de manera timorata una postura frente a sucesos de trascendencia política. Los partidos consustanciales al sistema se mueven siempre a la zaga de las comodidades que le ofrece el sistema mismo, albergando de una u otra manera la defensa a los designios, principios y normas del Estado capitalista.
Derivado de lo antes señalado, los comunistas consideramos a las elecciones como una de las muchas formas en las que los comunistas podemos intervenir políticamente para que nuestro programa sea divulgado a una escala mayor. La decisión de participar o no en los comicios electorales no se circunscribe a un acto de voluntad, por el contrario significa una decisión política que involucra un análisis marxista-leninista del momento de la lucha de clases que se vive y a partir de ahí determinar si a los comunistas los ayuda o no a cumplir determinados objetivos políticos. Decisiones como ésta se deben de tomar a partir de análisis y posiciones serías en las que los candidatos comunistas cumplen tareas específicas, donde la participación electoral no debe eclipsar al colectivo partidario en una lógica parlamentarista que ate de manos la capacidad de flexibilidad táctica y organizativa que tanto hemos heredado los comunistas. En síntesis, la participación en las jornadas electorales y aún estando en un cargo público es para que los comunistas maximicen la difusión de su programa político en todos y cada uno de los espacios de prensa escrita, radio, televisión o internet. Los militantes de este partido hemos visto lo que conllevó el gran error cometido por aquellos que se extraviaron política e ideológicamente imaginando que el papel de los comunistas en nuestro país era liquidar al antiguo PCM para abrir los cauces de la democracia en nuestro país.
En los últimos nueve años nuestro partido ha tenido una postura de no participación en los procesos electorales de nuestro país por considerar que todo el aparato electoral está subordinado al control de los monopolios, al mismo tiempo los partidos políticos registrados ante el INE representan distintas caretas de la dominación de clase, diferenciándose únicamente por el tipo de gestión que emprenden cuando están en el poder. Al no existir una correlación de fuerzas al interior de las cámaras locales y nacionales donde legislan los diputados, gobernadores y presidente de la República el PCM ha optado hasta el momento por un trabajo de base entre la clase obrera, sindicatos, organizaciones de masas, etc., con el fin de generar una agenda que se plantee la transformación radical del país.
El actual proceso electoral es una muestra fehaciente de la inexistente correlación de fuerzas al interior de la contienda electoral. La situación de México que se agita con gran fuerza por la agudización de la contradicción entre capital y trabajo nos muestra como los grandes conflictos sociales por los que atraviesa el país los últimos nueve meses (Ayotzinapa, San Quintín, los despidos masivos en PEMEX, CFE y una extensa lista de conflictos que brotan minuto por minuto) son olímpicamente ignorados por los candidatos a cargos públicos. Ninguno de ellos ha utilizado los recursos de su campaña electoral para denunciar el uso de la fuerza del Estado para reprimir a diestra y siniestra los distintos brotes de inconformidad que exigen en distintos grados y formas el echar abajo el gobierno de Peña Nieto y las reformas aprobadas por el Pacto por México en contubernio de los partidos políticos. La constante en estos comicios electorales ha sido el despilfarro de dinero, las encuestas maquilladas para beneficiar a determinado candidato, los escándalos y las declaraciones de desprecio del presidente del INE confirman el gran desprecio de los servidores del capital para con los mexicanos. Mientras que en México los conflictos sociales se acrecientan y las masas populares se enrolan de distintas maneras a la protesta social con un gran contenido de legitimidad política ante los embates del Estado, la farsa electoral que está a unos cuantos días por concluir pone en el banquillo de los acusados a todos los partidos políticos, candidatos independientes y caudillos competidores de la silla presidencial ante una difícil superación de su credibilidad política. Los administradores de la política gubernamental en México reciben ya importantes descargas de descontento popular en Guerrero, Chiapas, Oaxaca, estado de México, Veracruz, Baja California, más los que se sumen los meses venideros.
Si bien las actuales elecciones tienen la participación de más partidos políticos y candidaturas independientes, la modificación cuantitativa de recuadros en la boleta electoral no modifica la esencia del conflicto. MORENA cuya propuesta programática está sentada en los principios de la socialdemocracia y la gestión neo-keynesiana del capitalismo, nos muestra como las elecciones son un botín que es necesario disputar para asegurar su registro electoral en las próximas elecciones presidenciales del 2018. López Obrador no ha demostrado más que su odio y desprecio frente a los que abajo resisten y se enfrentan cotidianamente al Estado. Éste partido rápidamente nos ha dejado ver como sus intereses se ajustan a las reglas del aparato de dominación de clase, es decir, como a capa y espada se defiende y respalda el actual proceso electoral aún cuando en Michoacán les fuera asesinado uno de sus candidatos. El interés mezquino y de carácter electorero de éste partido empecinado en ganar curules y espacios de poder en el Estado, nos demuestra su nulo interés por los grandes conflictos que hoy por hoy se agitan en nuestro país.
Como podemos ver ninguno de los contendientes a cargos públicos esta interesado en utilizar sus actos de campaña para denunciar los actos de represión que se suceden en estos últimos días en Ayotzinapa, Tixtla, San Salvador Atenco, etc. Tampoco están interesados o comprometidos mínimamente con cuestionar las reformas que benefician ampliamente los intereses de los monopolios. Queda sentado que los contendientes en esta campaña electoral ignoraron con discursos huecos, slogans vacíos y oídos sordos a las carencias de los mexicanos.
Frente al escenario de la lucha de clases en México, las razones sobran para que el PCM rechazara su participación política en los comicios electorales. Los comunistas mexicanos nos oponemos rotundamente a convalidar y a darle una bocanada de oxígeno a este sistema, a este gobierno de Peña Nieto que se sostiene a sangre y fuego. El partido comunista seguirá bregando en todas y cada una de las luchas de nuestro pueblo para que la insumisión crezca y se expanda por el territorio nacional, al mismo tiempo de que el programa comunista se plasme en todas y cada una de las batallas que se libran por un mundo mejor.