Frente a la situación creada alrededor del COVID-19 en Baja California
La situación creada por el coronavirus COVID-19 deja en evidencia a la sociedad capitalista en México. En Baja California, la lucha por la vida, por la salud y los derechos de los trabajadores reclama la organización de la clase obrera y los sectores populares. Lo que acontece en la actualidad, y lo que viene para los próximos días, no puede ser enfrentado con certeza y claridad si quienes movemos al mundo no contamos con una visión acorde a nuestros propios intereses y necesidades como explotados y oprimidos.
1.- Las acciones de los empresarios en Baja California
Se dice que las circunstancias de hoy en día no pueden ser resueltas sin la unidad de todos y que juntos saldremos adelante. Sin embargo, más allá del discurso para maniatar y manipular, los dueños de los medios de producción y de cambio en Baja California no han perdido ocasión para estrangular aún más las condiciones de vida de las y los trabajadores. Coparmex, por ejemplo, ha indicado a sus afiliados desde mediados de marzo a no parar sus operaciones productivas y comerciales: los asesoró para que llegado el momento suspendan o reduzcan las jornadas laborales y el pago de salarios, sin ninguna responsabilidad de su parte.
Utilizando la pandemia como pretexto, los monopolios han cerrado plantas. Descansan a las y los obreros a su criterio, por días o semanas, sin salario de por medio. E imponen mayor flexibilización y agravan las medidas que regulan su relación con los empleados: comprar o contratar fuerza de trabajo cada vez más a demanda. Si se hace “más angosto el mercado” y la demanda de productos es menor, aumentan o disminuyen la plantilla laboral en función de ello y con menos obligaciones de su parte. Este será el modelo durante y después del COVID-19, y habrá que enfrentarlo.
Los grandes patrones organizados en la Coparmex o el Consejo Coordinador Empresarial exigen medidas de auxilio en su beneficio exclusivo, no importando si ello agrava las condiciones de los trabajadores o el de por sí desnutrido y colapsado sistema de salud pública: suspender impuestos locales, el pago del IVA y el ISR, las cuotas al Infonavit o al Instituto Mexicano del Seguro Social; ser dispensados por 90 días de pagar energía eléctrica; obtener un adelanto extraordinario por la construcción de obra pública, etc. Son los patrones y empresarios los únicos parásitos de la sociedad.
En Ensenada, Baja California, los patrones de la Industria Maquiladora de Exportación apuran en algunos casos el cambio de razón social y destripar sus naves para desconocer antigüedad laboral que ascienda a una o más décadas, recontratando a quienes quieran y bajo nuevas reglas; o bien reducen un gran porcentaje del salario, eliminan bonos, mientras conservan intacta la duración de la jornada de trabajo. Aparecen nuevas empresas golondrinas, que siguen el ejemplo de las plantas de Imperial Toy en el Parque Industrial Pacífico de Tijuana. En Ensenada y Tijuana se intensifican los despidos de obreros recientemente contratados, de quienes tenían uno o dos meses laborando. En Mexicali se despiden a decenas de trabajadores industriales con el visto bueno de la Secretaría del Trabajo de BC. Los grandes patrones del comercio en Ensenada han echado a la calle a centenas de sus trabajadores, mientras en el recientemente declarado sexto municipio, San Quintín, que alberga extensos campos de producción agrícola predominantemente para la exportación a Estados Unidos, las condiciones de seguridad e higiene siguen siendo tan peligrosas como de costumbre, con el agravante de los tiempos de pandemia. La sana distancia, ese amuleto que se insiste en presentar como exorcismo de la propagación, está prohibida en los surcos, en la línea de producción, en los hospitales.
A eso agregarle el gran incremento de precios a los alimentos por parte de los monopolios del ramo. Que afecta sobre todo el costo de la canasta básica (azúcar, huevos, verduras, fruta, etc.) y frente a lo cual, más allá de acciones superficiales y televisadas, no hay de parte del Gobierno ningún control o sanción que evite lo anterior. En los hechos, los grandes especuladores son solapados.
En todos lados la burguesía, los monopolios, los amos de la ciudad y el campo, repiten sin cesar las frases utilizadas para domesticar a las y los obreros, para disfrazar la esclavitud y educarlos a su conveniencia: “¡Viva la empresa!”, “¡Juntos somos invencibles!”, “¡somos imparables!”, “¡somos una gran familia!”. Mientras, se cierran las puertas de las empresas a centenas de trabajadores por toser, se les releva de su puesto en la línea y se obliga a los adultos mayores a parar sin una mínima retribución. La lluvia y el frio no merecen flexibilidad en las horas de entrada y en la contabilidad. El patrón se vuelve Doctor, pellizca pesos aquí y allá en el bolsillo de los trabajadores, inculca en las plantas que se debe denunciar “a los enfermos” para hacer las cosas “por el bien de todos”. ¡Y esta es la clase social que dirige Baja California y todo el país!
2.- La actuación del Gobierno Bonilla
Habría que hacer unas observaciones sobre el sistema de salud pública en el Estado. Millones de habitantes apenas cuentan con cuatro hospitales generales, entre 120 y 150 respiradores o ventiladores en total y una decena de espacios para aislamiento. El desabasto de medicamentos e insumos asciende al 60%. Ese es el resultado de un sistema abandonado por los partidos de la burguesía, que por otro lado han dado carta libre a las instituciones privadas –especialmente en el campo de la cirugía cosmética– y a la proliferación de consultorios destinados a multiplicar la compra de medicamento. Las miserias de los hospitales y centros de salud son a causa de décadas de gobiernos burgueses (PRI, PAN, Morena, etc.).
En Baja California se ha decidido reconvertir al menos uno de los Hospitales Generales en centro médico exclusivo para la atención del Covid-19. Lo cual significa, para las instituciones de la Secretaría de Salud de BC como para el IMSS, la cancelación del derecho de atención médica para miles de personas que asistían con ese fin al Hospital General de Tijuana o al área de Urgencias de buena parte de las clínicas del Instituto Mexicano del Seguro Social. Al tiempo, no se han anunciado medidas extraordinarias para proteger la salud de todos los trabajadores de salud en el Estado. ¡Exigimos insumos, basificación, medidas preventivas y todo lo necesario para este objetivo!
SI bien en el reporte diario, presentado por las autoridades competentes del estado el lunes 30 de marzo, ya se admite hay preocupación por el porcentaje de casos de infección, tanto en Tijuana como sobre todo en Mexicali, es de prever que esto en realidad sea más grave. Por ejemplo, dado que en el Instituto Mexicano del Seguro Social, al parecer por indicaciones de la patronal del Instituto, se ha dejado de realizar la prueba como en un inicio. Del 100% ahora se aplica al 10% de casos sospechosos.
El Gobierno del Estado ha evitado promulgar una sola ley para evitar los despidos, recortes y paros técnicos que afectan a los trabajadores sobre todo en Mexicali, Tijuana y Ensenada. Se disfraza la situación cuando el Gobernador ruega a los capitanes de la industria fronteriza que no “no despidan”, y los alienta a que reduzcan los salarios de los obreros. Hay un gran contraste entre lo que el Gobernador y su responsable de salud hablan en sus reportes diarios, por un lado, y las acciones del gobierno, por otro lado. Todas las dependencias del Estado, especialmente las de recaudación (Hacienda, Rentas, Registro Público de la Propiedad) siguen abiertas al público y con personal, PERO se han cerrado las oficinas –pese a que los trabajadores ahí también se encuentran laborando– de la Secretaría del Trabajo, las Delegaciones y Juntas de Conciliación, lo que complicar la defensa de los trabajadores de sus derechos. Y si bien los obreros son los primeros en verse obligados a laborar y exponerse al contagio, trabajadores comerciales, universitarios de instituciones privadas y los mismos trabajadores del Estado están en situación similar. Tanto la patronal del ámbito público y privado comulgan en la práctica.
Todos los trabajadores deben estar preparados y organizarse de la mejor manera posible en caso de declararse formalmente la emergencia sanitaria por el Gobierno Federal y/o del Estado, pues su aplicación dependerá de ello. Los empresarios de Baja California ya han dado señales de imponer sus intereses bajo cualquier riesgo. Por ejemplo, para proteger las ganancias del sector turismo, algunas playas siguen abiertas a vacaciones y visitas, como en Playas de Tijuana (cerradas apenas el lunes 30 de marzo) o San Felipe; y es en éste donde los pescadores se han planteado la opción de ser ellos quienes actúen, ante la negligencia del Gobierno del Estado, para que sitios como las playas no se conviertan en focos de contagio. Por ello, los trabajadores deben tomar la iniciativa en el momento justo. Para el caso de Mexicali, el Secretario de Salud estatal afirmó el 30 de marzo que los casos se están disparando, pero guarda silencio a la falta de restricciones al turismo, como en el caso de las playas, que influyen en ello.
Y tal situación ocurría y ocurre cuando en California, EE. UU., el contagio se multiplicaba silenciosamente, lo cual afectará sin duda a millones de trabajadores en ambos lados de la frontera, mismo que a miles de casos positivos a lo largo y ancho del estado fronterizo, al que por fin las autoridades gubernamentales de Baja California califican como uno en el que la curva de contagio sin retorno se ha presentado, pero no dicen han retrasado todo aquello que afecte a la economía capitalista. Una muestra es que los vuelos comerciales, siguen, y solo se gestiona esto con filtros.
A últimas fechas, el discurso del Gobernador y su Secretario de Salud en el estado, durante su informe diario respecto a la actualidad de la pandemia en Baja California, ha tomado un curso definido. Y se vuelve constante la insistencia en guardar la debida distancia entre una persona y otra. Eso sería comprensible si ese discurso no se tornara cada vez más uno en el que se empieza a presentar a los trabajadores y a la población como los seguros causantes del desbordamiento de la crisis sanitaria. La propagación del Covid-19, matizada posiblemente por un subregistro de casos, es obra principal de las autoridades y de la clase social a la que sirven. Los comunistas decimos: los trabajadores y los sectores populares no son los culpables, ni deben cargar sobre su espalda los costos de la crisis.
¿Por qué se ha evitado o retrasado el tomar medidas básicas? ¿A qué intereses protegen las autoridades principales de Baja California? A la industria maquiladora de exportación, a los grandes intereses dentro y fuera del aparato legal que es el T-MEC, a los monopolios de la industria de los alimentos, de los fármacos, del turismo, del entretenimiento, del azar (Casinos) y de la esclavización del comercio sexual. La frontera, abierta de par en par durante semanas, apenas vio restricciones en los últimos días. Es para desviar la atención de estos hechos que el gobierno promueve la molestia y el odio hacia quienes “no guarden su sana distancia”; y así exonerar a la burguesía y a sí mismo de responsabilidad en las nefastas decisiones que han tomado frente a la población trabajadora en general.
Destaca el lenguaje militarista del Gobernador: “Centro de Control y Mando”, “Cuarto de Guerra”, lo cual es el anuncio de lo que está por venir para, en otras circunstancias, proteger la economía capitalista: esto es el Estado de Sitio o el Toque de Queda, con o sin Decreto o declaración de por medio. Esto significará, de inmediato, la prohibición de circular y los interrogatorios por la fuerza pública. Alertamos que esto es el aviso de mayor militarización, acoso y represión, así como del uso del ejército, la marina, la policía y la Guardia Nacional para enfrentar la inconformidad e insumisión obrera y popular, sea por sus derechos laborales, exigencia de pan y salarios, defensa de la salud, etc.
3.- El interés del capitalista por encima de todo
Los obreros suelen decir: “aquí lo único que importa es la producción”. Su vida les confirma que hay intereses verdaderamente sagrados en la sociedad, aunque no ubiquen en la clase social de la burguesía, la clase de los patrones que monopolizan la producción y el cambio, a los beneficiarios y causantes de tal situación. Los discursos y acciones, cada vez más recurrentes e histéricas, a favor de no parar por ningún motivo la producción (“actividad esencial”), y el aceleramiento de la propagación del Covid-19 deben servir a los trabajadores para descubrir el rostro concreto de sus enemigos.
Estas son las opiniones de los capitalistas y sus representantes políticos en estas fechas:
Monopolistas como Ricardo Salinas Pliego (Grupo Salinas) hablan y actúan así:
Hoy estamos mal, todo vacío, no puede ser. La vida tiene que continuar. La mayoría de los casos no son mortales y el 90% de los casos va a superar la enfermedad. Este virus existe sin duda, pero no es de alta letalidad, no es igual a muerte. Paralizar toda la actividad económica de tajo significa hambre y por lo tanto dentro de poco tiempo se desatará la rapiña, la delincuencia y el caos. El pueblo es fuerte y tiene muchas reservas, dice el Presidente, y tiene razón. Tenemos que apoyar al Presidente con la calma. La alternativa del aislamiento en realidad es rapiña y violencia social. Juntos vamos a lograr evitar el tsunami de la destrucción del empleo, de la destrucción del tejido social. Juntos. No podemos cancelar la vida y los sueños de millones de personas. Nuestra estrategia de lucha, nuestra estrategia de trabajo sí es sostenible. No como el aislamiento que nos conduce al desastre. Con la ayuda de todos vamos a salir adelante, porque la vida tiene que continuar.
Las acciones de AMLO, las de los amuletos, las de los abrazos, la de fustigar por medio de sus acólitos como Gerardo Noroña a sus opositores reaccionarios por “apagar las ciudades”, va en esta dirección. No pasa nada, que todo siga igual. Eso lo distinguía hasta hace unos días. En sus últimos discursos ya se expresa así:
Si no nos cuidamos la situación va a ser desbordante. Tenemos que salir adelante con la fraternidad, con la solidaridad, con el apoyo de todos ustedes. Saliendo de esto vamos a poder reactivar la economía. Siempre hemos salido de las adversidades.
Y por sus poderes mágicos pudo adelantar la fecha final de la crisis: el 19 de abril. En lugar de una declaratoria de contingencia a la fecha (tarde del 30 de marzo), súplicas y ruegos a los empresarios para que permitan que los trabajadores que aún laboran vayan a sus casas con “su salario” y realicen la cuarentena. Lo mismo: nada de “paralizar” al país deteniendo por completo la producción que en realidad no es esencial.
¿Y en el caso del Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard?
Nuestra preocupación ha sido que las medidas que se tomen para reducir la posible propagación del virus no afecten de manera decisiva la actividad económica y el empleo de las personas. La frontera de México con Estados Unidos no es lo mismo que la frontera de Estados Unidos con Canadá. Estados nos comunicó su interés de que tuviéramos un acercamiento similar en la zona de la frontera nuestra, se logró que las medidas para lo que se denomina la reducción del riesgo de propagación no vayan a afectar actividades sustantivas para la economía de México y Estados Unidos, y de la región fronteriza. Hemos hecho un catálogo de actividades esenciales que no deben afectarse. Las actividades en primer lugar de comercio, transporte (y producción) de mercancías, movimiento logístico. En la frontera nuestro argumento, la verdad, fue detallar el tamaño y la complejidad del comercio y del intercambio. Nada más para darles un dato, el intercambio de Texas con México es más importante en volumen y en valor que todo el comercio de Japón con Estados Unidos. Lo que hay es una reflexión para decir qué va a suceder o qué sucedería si hacemos un cierre poco cuidadoso de la frontera norte, tendríamos un impacto económico todavía mayor para México, pero también para Estados Unidos. Entonces, esa es la base del acuerdo. (Intervención del 20 de marzo en la Conferencia matutina del Presidente)
En la misma sintonía se encuentra el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cuyas declaraciones de la semana del 23 al 27 de marzo recogemos en lo esencial:
Vamos a perder más gente al colocar al país en una recesión o depresión masiva. Todo tipo de cosas ocurrirán, tendremos inestabilidad. Perdemos miles y miles de personas cada año debido a la gripe. No apagaremos el país. Perdemos más (personas) en accidentes automovilísticos y por ello no les decimos a las compañías automovilísticas que paren la producción de carros. Necesitamos regresar a trabajar.
El poder de los capitalistas, el Poder de los monopolios en México y Estados Unidos están en completa sintonía. Los comunistas afirmamos: el gobierno mexicano sigue la dirección de RETRASAR Y/O EVITAR LAS MEDIDAS BÁSICAS Y FUNDAMENTALES FRENTE AL COVID-19, en la esperanza de evitar el hundimiento de algunos sectores de la economía, intentando crear confianza entre los capitalistas. Es por ellos por quien el gobierno toma y tomará partido en las circunstancias que se desarrollan y en los estallidos sociales que puedan ocurrir en mayor escala hacia adelante.
Por lo tanto, ¿qué corresponde hacer a la clase obrera?
4.- Nuestro llamado a la clase obrera del estado y la región
Si una obrera se quema al trabajar un cable con un microscopio, por un chispazo de luz, los obreros no esperan a que el patrón y el supervisor, ausentes en la línea de producción, se presenten a constatar los hechos. Los obreros intervendrán para evitar un mayor percance y tomarán las acciones que entre todos hayan rápidamente decidido, pues los protocolos suelen ser inexistentes. Eso es precisamente lo que hay que hacer ahora: los y las obreras deben intervenir en la situación para defender su salud y su vida, sus derechos laborales, por su cuenta e independientemente de lo que haga o deje de hacer el patrón.
En la fábrica se requiere que exista una organización obrera para esos fines. Para hacerle frente al patrón, para llenar el hueco que a propósito dejan los líderes de los sindicatos de protección que dominan todo el ámbito de la producción y el comercio en Baja California, para evitar que en circunstancias graves estos últimos intervengan como auxilio a los patrones. En todos lados los niveles de la producción y del comercio se necesitan forman Comités de Solidaridad Obrera. Que unan a las y obreros, que permitan crear espacios para decidir, actuar y evaluar lo realizado.
Los Comités de Solidaridad Obrera son útiles para enfrentar los despidos; la reducción de jornadas, salarios y prestaciones; los descansos forzosos a decisión del patrón; el cumplimiento del descanso de adultos mayores, mujeres embarazadas y todo trabajador con su debida remuneración salarial y en las mejores condiciones no “para la empresa”, sino para los trabadores. Es decir, para todo lo que involucre a los y las trabajadoras. Son útiles ahora, en medio de la crisis sanitaria, y serán más útiles después de ella, cuando entremos de lleno a un escenario económico más difícil.
Sin embargo, esto no es suficiente. Es imposible que las luchas que nos imponen hoy en día la crisis sanitaria, la recesión económica, la crisis de sobreproducción de mercancías y los intereses cada vez más bárbaros de los capitalistas, sea lo único por hacer. Los comunistas, que formamos parte de la gran clase obrera de este y todos los países, decimos: esta crisis sanitaria se pudo haber enfrentado de otra manera, pero para eso el obstáculo es el capitalismo, al que sirven los AMLO, los Bonilla, los Trump; del que se sirven los monopolios y los grandes patrones. La salud y la vida de la clase obrera solo pueden asegurarse con la consciencia de la necesidad de luchar por el socialismo-comunismo.
5.- El socialismo-comunismo es la única alternativa bajo cualquier circunstancia.
Se dice hoy en día, cuando la amenaza del coronavirus Covid-19 se cierne sobre México y Baja California, que las medidas del gobierno de AMLO y de Jaime Bonilla son las mejores que se pudieron haber elegido. Pero se evita informar que se dicen las mejores porque tienen como razones principales el mantener la explotación de la clase obrera, no cerrar empresas a costa de la salud de los trabajadores, apoyar el empoderamiento de monopolios particulares a nivel internacional (aerolíneas, diversas ramas industriales, etc.) y hacer malabares o equilibrios para no “adelantar” la crisis económica.
En cambio, en el socialismo –en toda su experiencia real e histórica– ninguna de esas razones ha estado o estarían por encima de salud y la vida de los trabajadores. En el socialismo los y las trabajadoras tienen garantizada la vivienda, la salud y el trabajo. La experiencia soviética incluso alcanzó la gratuidad para la calefacción, entre otros servicios. En el socialismo como experiencia histórica y viva los empresarios no han podido imponerle sus intereses a la mayoría de la población, como sucede hoy en día en los países más afectados por la proliferación del Covid-19 (China, España, Italia, EE. UU.), o como sucede en México. En nuestro país miles de millones de pesos son utilizados o guardados con celo para apoyar a los empresarios con suspensiones de impuestos, recursos en su beneficio o inversiones que “estimulen la economía, llámense el Tren Maya, la refinería Dos Bocas, etc., etc. En el socialismo nadie se vería obligado a salir en medio de una pandemia o propagación intensa de una enfermedad, nadie se vería obligado a vender y producir para unos parásitos que dominan la economía y la sociedad a riesgo de su vida y salud. En el socialismo el salario estaría garantizado y solo las actividades verdaderamente esenciales seguirían su marcha.
En el socialismo, que se caracteriza por que los obreros han tomado las fábricas bajo su control y por la planificación central de la economía, sería posible con facilidad cambiar provisionalmente el propósito de las industrias no esenciales. Así –la lucha contra el fascismo en la URSS lo ratifica– se podría reorientar la mayor parte de la producción a dar los resultados que la sociedad necesita en un momento determinado. Digamos, como caso, miles y millones de insumos médicos, tecnología suficiente para atención médica, vacunas o test para la detección de peligrosas enfermedades contagiosas. Por otro lado, recalcamos, en todos los países en que ha existido y existe el socialismo, el cuidado de salud es amplio y gratuito. Vean el ejemplo de Cuba y la manera en que enfrenta en el mundo al Covid-19.
Estos son algunos datos escuetos al respecto. Hay tiempo suficiente para profundizar.
La crisis del Covid-19 en México y Baja California ratifica la necesidad de la lucha por el socialismo-comunismo. Y comprueba que único cambio verdadero es el Poder Obrero y no la demagogia de AMLO o el crimen menos maquillado de sus actuales opositores reaccionarios. La lucha es pues por la salud, la vida y el derecho de los trabajadores en los días actuales de la dominación capitalista, y para avanzar en la conciencia y en la acción de tomar las riendas de la sociedad en sus manos (el socialismo-comunismo).