Deben adoptarse urgentemente todas las medidas para garantizar la salud y la vida de los trabajadores y el pueblo.
Desde mediados de los años 80 el sistema de seguridad social en México viene desarticulándose por medio de la restructuración capitalista, que impuso subrogaciones, privatizaciones y reducción de presupuestos. Esto golpeó fuertemente su infraestructura, es decir la red hospitalaria; la industria de abastecimiento de los insumos básicos, quedando medicamentos y otros productos necesarios sujetos a la especulación de la industria privada; se redujo la plantilla del personal médico, de enfermería y administrativo, condenándolos a salarios miserables, a incertidumbre laboral; introduciendo además el outsourcing en hospitales y clínicas en los servicios de limpieza, lavandería, abastecimiento, cocina.
El IMSS, el ISSSTE, la SSA se mantienen en pie gracias al esfuerzo del personal sanitario, pero no tienen la capacidad de atender al conjunto de sus asegurados, y existe también una franja de 62 millones de habitantes que no tienen derecho a ninguna forma de seguridad social por más que el gobierno se afane en afirmar lo contrario. En tanto la red de hospitales privados ha crecido, a costos prohibitivos para los trabajadores y quienes acceden a ellos a fuerza de grandes sacrificios. Además, la saturación de los centros de salud y las clínicas ha causado que éstas sean superadas por la proliferación de clínicas-farmacias de propiedad privada. Muchas instalaciones hospitalarias públicas se encuentran en situación de abandono, varias resintieron el temblor se septiembre de 2017 y ya no funcionan o lo hacen a medias, otras fueron dejadas en obra negra tras gastos millonarios y, por otro lado, de 2019 a la fecha no se ha concluida una sola construcción nueva. Todos sabemos que acudir a recibir atención médica es un viacrucis: teléfonos para obtener cita saturados o inhábiles; semanas de espera al utilizar la precita por internet; largas colas para obtener una cita y la política de dirigir, en el caso del IMSS, el mayor número posible de pacientes a modelos como Unifila; horas y horas para recibir la consulta. A los médicos se les exige una cuota establecida de tiempo a destajo para atender en el mínimo posible la mayor cantidad de pacientes, en detrimento de la calidad de atención. Las farmacias de los hospitales están en dificultades para garantizar su abasto; además de que regularmente no funcionan los sanitarios, falta el agua; y cuando se tiene que pasar a otro nivel de la atención médica hay que esperar semanas, meses, para un examen en laboratorio, para una cama de hospital o para recibir las terapias necesarias.
El gobierno socialdemócrata de López Obrador prometió que tendríamos una mejor seguridad social, y un año después de asumir la Presidencia todo sigue igual, y con agravantes. No sólo no ha detenido el proceso privatizador del sistema de salud pública, sino que aquél se ha profundizado con los recortes al presupuesto federal; lo cual ocasiona reducción de personal y desabasto de medicamentos. Por lo que se puede afirmar, sin temor a equivocarse, que frente a la pandemia del Covid-19 (Coronavirus) encontraremos grandes dificultades para la clase obrera y los sectores populares, pues el gobierno prefiere continuar con su irresponsabilidad, demagogia y megalomanía en vez de tomar medidas reales ante este grave problema.
En el tema del Covid-19 en México, a instancias del Estado o directamente por iniciativa empresarial, es la burguesía la que lleva la delantera en cuanto a la defensa de sus propios intereses. Y se hacen pasar, en la gran mayoría de los casos, políticas económicas a su favor como medidas de salud frente a la pandemia. El Gobierno Obrador no sólo prosigue con una política reaccionaria en el terreno de la salud pública, sino que retrasa o evita medidas para enfrentar la situación: insiste en que el mercado se regula con el mercado, que el Estado sólo debe intervenir a instancias de “los expertos”, se omiten mayores controles preventivos en la frontera y continúan sin tomarse medidas en cuanto a grandes negocios comerciales involucrados con la proliferación del Covid-19.
Junto con el Covid-19, la recesión económica se extiende en todo el mundo. El capital, los monopolios, buscan siempre ventajas, ganancias, lucro, cargando sobre los trabajadores cualquier costo. Se prevén pérdidas económicas por el cierre de fronteras, el cierre de establecimientos comerciales y la reducción drástica de la transportación masiva. Los monopolios intentarán que los costos de la crisis económica y la pandemia sean pagados por la clase obrera: obligando a los obreros a trabajar sin asegurar condiciones que eviten el contagio; así como con despidos, suspensión del trabajo sin salario, recortes de días a laborar semanalmente, etc. Los monopolios apuestan también a la ganancia con la especulación, sobre todo en materia farmacéutica y de productos básicos necesarios, muestra de ello son los compras de pánico alentadas en los últimos días y la especulación que existe sobre los productos antibacteriales. Los trabajadores no debemos permitir ninguna medida económica que vaya en perjuicio de nuestros derechos laborales. ¡Ni vacaciones forzadas, ni paros técnicos, ni reducción sin pago a la jornada de trabajo!
El Partido Comunista de México considera que en el capitalismo son irresolubles los problemas del género humano, que es necesario el socialismo-comunismo para que haya soluciones de fondo y largo alcance; pero también sabemos que en una situación de emergencia la organización propia de los trabajadores y los sectores populares es la única alternativa, por lo cual se requiere en ello poner manos a la obra.
-Exigimos que a la brevedad se destinen todos los recursos financieros, logísticos y técnicos necesarios para fortalecer el sistema de salud pública. En primer lugar, con contratación inmediata de personal médico y de enfermería, para reforzar a los trabajadores de salud actuales que han sido insuficientes para atender la demanda cotidiana; la inmediata centralización bajo el sistema público de salud de todos los hospitales privados y clínicas-farmacia para que en cualquier lugar se preste atención urgente y gratuita a todos los trabajadores y el pueblo, de la misma manera debe procederse con la industria farmacéutica. De inmediato deben habilitarse hospitales especiales para casos de Covid-19 –puesto que en este momento no hay las camas, ventiladores y OMEC suficientes para la contingencia, ni laboratorios especializados; deben garantizarse, sin costo alguno, las pruebas-diagnóstico y los medicamentos en caso del tratamiento. Por igual debe prestarse atención médica al gran flujo de hombres y mujeres migrantes de otras nacionalidades que se encuentren en cualquier punto del país. Atención especial merecen las zonas rurales y comunidades indígenas donde la infraestructura es más precaria.
Debe garantizarse de inmediato que toda la red pública de hospitales, y en todo centro de trabajo se cuente con insumos necesarios para reducir la probabilidad de contagio, como desinfectantes, geles antibacteriales, cubre bocas y agua potable.
-Los centros de trabajo deben garantizar y asumir los costos de los insumos para las medidas de prevención. Por ningún motivo los trabajadores o sus sindicatos deben pagar o sufrir descuentos por dichos insumos.
-Debe cesar de inmediato para los barrios obreros y populares el corte de los servicios de agua y electricidad, en los cientos de miles de casos en que la miseria les impide pagar o ahí donde el Estado realiza cortes para forzar desalojos y/o con fines de lucro inmobiliario. Agua potable y energía eléctrica son básicas e imprescindibles en este momento.
-Debe cesar de inmediato la actividad de esos campos de concentración donde son retenidos miles de hermanos migrantes de otras nacionalidades en las fronteras sur y norte del país. Nuestros compañeros trabajadores migrantes deben ser liberados de esos potenciales focos de contagio.
-Deben garantizarse para todos los trabajadores permisos con goce de sueldo y prestaciones aseguradas, en caso de encontrarse infectados o de tener que atender a sus familiares: cónyuges, madres y padres, hijas e hijos. En caso de cierre de fronteras y reducción de días laborables, asueto con goce de sueldo a todos y todas las trabajadoras a cuenta del patrón, el industrial, el empresario.
-Nos corresponde a los trabajadores ejercer el control frente a la especulación de los productos básicos. Impedir que acaparen los productos necesarios y les impongan sobreprecios, y en su caso garantizar el abasto popular de ellos. De ser necesario, tomar medidas para forzar que el actual gobierno garantice el acceso a las mercancías, con prioridad para los y las trabajadoras. Lucha contra el acaparamiento privado y la especulación para ganancia, y en ello debe tener un rol especial el control obrero y popular.
-Organización de todos los trabajadores en defensa de sus intereses, y en previsión de que con las medidas frente al Covid-19 se empiecen a imponer mayores políticas de sacrificio contra la clase obrera por parte de la burguesía.
-En la Ciudad de México, y las grandes metrópolis del país debe establecerse funcionamiento nocturno gratuito de la red de transporte público para poder trasladarse a los hospitales en caso de urgencia.
-Es necesario provisionalmente evitar las concentraciones masivas, pero no debemos desmovilizarnos. Nuestra principal fuerza radicará en los días siguientes en la organización y la solidaridad. Ahí donde estén los comunistas, en los centros de trabajo, barrios obreros y populares, contribuiremos a formar comités de solidaridad obrera y popular para ayudarnos, cuidarnos y tomar conjuntamente las medidas necesarias. Nadie se salva individualmente, pero colectivamente podemos enfrentar cualquier dificultad.
Ya los trabajadores tenemos suficiente con el hambre, la miseria, con el precio total de la canasta básica. El costo de esta pandemia lo tienen que pagar quienes se benefician con el producto de nuestro trabajo.
Nada podemos esperar de un gobierno al servicio de los capitalistas. Los monopolios sólo verán por sus intereses. O ellos, o nosotros.
¡Proletarios de todos los países, uníos!
El Buró Político del Comité Central